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En aquel momento Bastián tuvo una experiencia importante: Se puede estar convencido de querer algo -quizá durante-, si se sabe que el deseo es irrealizable. Pero si de pronto se encuentra uno ante la posibilidad de que ese deseo ideal se convierta en realidad, sólo se desea una cosa: No haberlo deseado.

Al menos así le ocurrió a Bastián.

Ahora, cuando todo se hacía irremisiblemente serio, le hubiera gustado huir. Pero en aquel caso no había huida. Y por eso hizo algo que, evidentemente no podía servirle de nada. Se quedó como un escarabajo echado de espaldas. Quería hacer como si él mismo no existiera, estarse quieto y resultar tan imperceptible como fuera posible.

El viejo de la montaña errante siguió contando y, al mismo tiempo, escribiendo de nuevo cómo Bastián había robado el libro y cómo se había refugiado en el desván del colegio y había empezado allí a leer. Y otra vez empezó de nuevo la búsqueda de Atreyu, que llegó hasta la Vetusta Morla y encontró a Fújur en la tela de Ygramul, en abismo profundo, donde oyó el grito de espanto de Bastián. Una vez más fue curado por la vieja Urgl e instruido por Enguivuck. Atravesó las tres puertas mágicas y entró en la imagen de Bastián y habló con Uyulala. Y luego vinieron los gigantes de los vientos y la ciudad de los espectros y Gmork y la salvación de Atreyu y el regreso a la torre de marfil. Y entretanto sucedió también todo lo que Bastián había vivido, las velas encendidas y la forma en que había visto a la Emperatriz Infantil y ella había esperado inútilmente que él llegase. Y una vez más ella se puso en camino para buscar al viejo de la montaña errante, una vez mas subió la escala de letras y entró en el huevo y otra vez se desarrolló, palabra por palabra, toda la conversación sostenida por los dos, que terminaba cuando el viejo de la montaña errante empezaba a escribir y contar la historia interminable...

...Y así seguiría durante toda la eternidad, porque era totalmente imposible que algo cambiara en el desarrollo de los acontecimientos. Sólo él, Bastián podía intervenir. Y tenía que hacerlo si no quería permanecer encerrado también en aquel circulo. Le pareció como si la historia se hubiera repetido ya mil veces; no, como si no hubiera antes ni después, sino que todo sucediera siempre simultáneamente. Entonces compendio por qué había temblado la mano del viejo. ¡ El círculo del eterno retorno era el final sin final!

Bastián no sintió que las lágrimas le corrían por la cara. Casi sin darse cuenta grito de pronto:

-¡Hija de la luna! ¡Voy!

En ese mismo momento ocurrieron muchas cosas simultáneamente.

La cáscara del gran huevo fue rota en pedazos por una fuerza tremenda, mientras se oía el oscuro retumbar de un trueno. Comenzó a soplar un viento tempestuoso

Que surgió de las páginas del libro que Bastián tenia sobre las rodillas, de forma que esas páginas empezaron a revolotear desordenadamente. Bastián sintió la tormenta en el pelo y rostro, se quedó casi sin aliento, las llamas de las velas del candelabro de siete brazos danzaron y se pusieron horizontales, y entonces un segundo viento tormentoso, más poderoso aún, agitó el libro y apagó todas las luces.

El reloj de la torre dio las doce

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Hola aquí se termina la primera parte no olviden votar si quieren la segunda parte que es mucho mejor que la primera

Hasta pronto

la historia  sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora