-¡Pero a mí sí! -resopló Urgl- ¡Muy bonito, eso de que el paciente le diga al médico lo que importa y lo que no importa! Qué sabes tú de eso, pipiolo? Tiene que doler para curarse. Si no te doliera, tendrías el brazo muerto
-¡Perdón! -digo Atreyu, que se sentía como un niño regañado-. Sólo quería decir... Bueno, quería darle las gracias.
-¡Bah! -le tapó la boca la malhumorada Urgl-. Después de todo, soy curandera. Sólo he cumplido con mi deber. Y Énguivuck, mi viejo, vio el pentáculo que llevas colgado del cuello. Para nosotros no hay duda.
-Y Fujur? -Preguntó Atreyu-. Cómo esta?
-Quién es ése?
-El dragón blanco de la suerte
-¡Ah! todavia no lo sé. Recibió un poco más de veneno que tú. De todas formas, también aguanta un poco más qué tú. Realmente, debería salir del paso. Estoy casi segura de que se pondrá bien otra vez. Solo necesita un poco de descanso. Donde habéis recibido todo ese veneno, eh? Y cómo habéis llegado aquí tan repentinamente? Y qué buscáis aquí? Y quienes sois?
Énguivuck había salido a la entrada de la gruta y oyó las respuestas que dio Atreyu a las preguntas de la vieja Urgl. Luego se adelantó unos pasos y dijo:
-¡Calla, mujer, ahora me toca a mi!
Se volvió a Atreyu, se quitó el gorro de forma de cazoleta de pipa se rascó la calva cabecita y digo:
-No se lo tomes a mal, Atreyu. La vieja Urgl es a menudo un poco bruta, pero no lo hace con mala intención. Me llamo Énguivuck. También nos llaman los dos colonos. Has oido hablar de nosotros?
-No -reconoció Atreyu.
Énguivuck pareció un poco ofendido.
-Bueno -dijo-, seguro no te mueves en los medios científicos porque, de otro modo, te hubieran dicho sin duda que no podrías encontrar mejor consejero que yo si quieres ver a Uyulala en el oráculo del sur. Has venido al sitio adecuado, muchacho.
-¡No te des tanta importancia! -Se entrometió la vieja Urgl-. luego bajó de su asiento y desapareció refunfuñando en la gruta.
Énguivuck hizo deliberadamente caso omiso de la interrupción.
-Te lo puedo explicar todo -siguió diciendo-: he estudiado el asunto por dentro y por fuera durante toda mi vida. En realidad, para eso he montado mi observatorio: En breve publicaré una gran obra científica sobre el oráculo. Su titulo será: <<el enigma de Uyulala, resuelto por el profesor Énguivuck>>. No suena mal, eh? Por desgracia, todavía me faltan algunos detalles. Tu podrías ayudarme, muchacho.
-Un observatorio? -pregunto Atreyu, que no conocia la palabra.
Énguivuck asintió con los ojos chispeantes de orgullo. Con un gesto de la mano, invitó a Atreyu a Seguirlo.
Entre las enormes losas de piedra subia un pequeño sendero que daba muchas vueltas. En varios lugares, donde el sendero era especialmente empinado, habia diminutos escalones tallados que, naturalmente, eran demasiado pequeños para los pies de Atreyu. Simplemente, se los subia de un salto. Sin embargo, tenia que esforzarse para seguir al gnomo, que trotaba ágilmente delante de él.
-Una clara noche de luna -le oyó decir a Énguivuck-. Podrás verla.
-A quién? -Quiso saber Atreyu-. A Uyulala?
Pero Énguivuck negó con la cabeza y siguió adelante bamboleándose.
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la historia sin fin
FantasyBastian Baltasar Bux es un chico tímido al que le encanta leer y tiene una portentosa imaginación. en un extraño libro averigua que el reino de fantasía esta en peligro y asombrado, lee que Bastian Baltasar Bux debe unirse a Atreyu, un vali...