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-Si eso era así -dijo con voz ronca-, Nadie me ha oido, Nadie ha venido hasta aquí y Nadie ha hablado conmigo en mi última hora

Otra vez asintió Atreyu. Luego preguntó:

-¿Y no podría Nadie quitarte esa cadena?

La luz verde de los ojos del hombre-lobo tembló. Él empezó a jadear y a relamerse los labios.

-¿Lo harias de veras? -balbuceó-. ¿Sortarías a un hombre-lobo hambriento? ¿No sabes lo que eso significa? ¡Nadie estaría seguro de mi!

-Si -dijo Atreyu-, pero soy Nadie.  ¿Por qué habría de tenerte miedo? 

Quiso acercarse a Gmork, pero él lanzó una vez más su rugido profundo y temible. El muchacho retrocedió.

-¿No quieres que te ponga en libertad? -preguntó.

El hombre-lobo pareció muy cansado.

-No puedes hacerlo. Pero, si te pones a mi alcance, tendré que hacerte pedazos, hijito. Eso sólo retrasaria mi fin un poco,una o dos horas. De manera que apártate y déjame reventar tranquilo.

Atreyu reflexionó.

-Quizá  -dijo finalmente- pueda encontrar algo de comer para ti. Podría buscar por la ciudad.

Gmork abrió lentamente los ojos de nuevo y miró al muchacho. El fuego verde de su mirada se había apagado.

-¡Vete al diablo, pequeño necio! ¿Quieres conservarme la vida hasta que llegue la nada?

-Pensé -tartamudeó Atreyu- que cuando te hubiera traído comida y estuvieras satisfecho, podría acercarme a ti y quitarte la cadena...

Gmork rechinó los dientes.

-Si fuera una cadena corriente la que me retuviera, ¿crees que no la habría roto yo mismo con los dientes hace tiempo?

Para demostrarlo cogió la cadena y su terrible dentadura se cerró  sobre ella con un crujido. La sacudió y la soltó luego.

-Es una cadena mágica. Sólo puede soltarla la misma persona que me la puso. Y ésa no volverá.

-¿Quién te la puso?

Gmork empezó a gemir como un perro apaleado. Sólo al cabo de un rato se tranquilizó lo suficiente para poder responder:

-Fue Gaya, la princesa tenebrosa.

-¿Y a dónde ha ido?

-Se ha precipitado en la nada... como todos los otros.

Atreyu pensó en los locos danzantes que habia visto fuera de la ciudad, entre la niebla.

-¿por qué? -Murmuró-. ¿Por que no huyeron?

-Habian perdido la esperanza. Eso a vosotros os debilita. La nada os atrae poderosamente y ninguno de vosotros podrá resistirla ya mucho tiempo.

Al decir eso, Gmork soltó una risita profunda y maligna.

-¿Y tú? -Siguió preguntando Atreyu-. Hablas como si no fueras uno de nosotros.

-No soy uno de vosotros.

-¿De dónde vienes entonces? 

-¿No sabes qué es un hombre-lobo?

Atreyu negó en silencio con la cabeza.

-Tú sólo conoces fantasía - digo Gmork-, pero hay otros mundos. Por ejemplo, el de las criaturas humanas, y hay también seres que no tienen mundo propio. En cambio, pueden entrar y salir muchos mundos. Yo soy de ésos. En el mundo de los hombres paso por hombres, pero no lo soy. Y en fantasía tengo figura fantástica... sin ser uno de vosotros.

Atreyu se sentó lentamente en el suelo y miró con sus ojos grandes y negros al hombre-lobo agonizante.

-¿Tú has estado en el mundo de las criaturas humanas?

-He ido y venido a menudo entre su mundo y el vuestro.

-Gmork  - tartamudeó Atreyu sin poder evitar que le temblaran los labios-,  ¿puedes enseñarme el camino de ese mundo?

En los ojos de Gmork brillo una Chispita verde. Era como si se riera por dentro.

-Para ti y tus iguales el camino de ida es muy fácil. La cosa no tiene mas que un inconveniente: que no podéis volver. Tenéis que quedaros alli para siempre. ¿Es eso lo que quieres?

-¿Qué tengo que hacer? - preguntó Atreyu decidido.

-Lo que han hecho antes que tú todos los de esta ciudad, hijito. Solo tienes que saltar a la Nada

la historia  sin finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora