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—Bueno, ahora sólo falta el presidente.

Ranpo le toma de la mano y le mira con seriedad. Parece recordar algo y regresa la mirada a Louisa.

—Disculpa Alcott, pero me lo tengo que llevar— Le dice y Karl salta del regazo de la chica, dónde se había movido tras la partida de Lucy y pasa a los hombros de Ranpo.

—No hay problema, nos vemos— Después de ello, Louisa da sus últimas felicitaciones a la pareja y termina por marcharse.

—¿Listo?

—Jamás.

(...)

Los dos caminan agarrados de la mano al subir al tercer piso de la agencia.
Ranpo da pequeñas caricias con su pulgar por la larga mano del otro, quien derrama chorros de sudor del miedo.

Frank— Murmuraba Poe, cosa que hace para a Ranpo. Al mismo tiempo, Poe tararea una melodía, él cree haberla oído en alguna parte, pero su burbuja de pensamientos se revienta al escuchar el ding del elevador.

Al pasar, Yosano iba caminando por el pasillo, la llegada del elevador la hizo levantar la mirada de unos papeles los cuales lleva en mano y les da un dedo arriba al pasarles.

Y cuando Poe menos quiere imaginarlo, tienen la puerta de la oficina del presidente en sus narices.

—Cuando quieras— puntea Ranpo a la puerta, mirándolo con una sonrisa de oreja a oreja.

Poe suspira profundo.

Y toca la puerta.

—Pase— Habla una voz desde adentro, este gira el pomo de la puerta y la abre con lentitud, dando paso adentro mientras Ranpo le sigue.

—Buenos días, Fukuzawa-san— Poe baja la cabeza, dándole el saludo japonés tradicional, duda si siquiera es apropiado hacerlo.

—Buen día, Poe-san, Ranpo—Saluda el presidente con la misma expresión seria que le caracteriza.

—Presidente, que bonito verle hoy~

Ese es Ranpo, obvio.

—Sólo me halagas cuando me vas a dar alguna noticia ¿Sucede algo?—Ranpo frunce el ceño y regresa al lado de Poe, quien permanece estático.

—Pues, estimado presidente, se trata de algo muy importante.

—Habla.

Ranpo pausa un momento.

—Estoy embarazado.

Y ahí cayó la bomba.

Lástima que la oficina cae en un inquietante silencio.

Los ojos de Fukuzawa se pusieron blancos, para luego dirigirle la mirada  a Edgar, quien traga saliva al ver su atemorizante mirada.

Ranpo queda con la sonrisa abierta y no duró mucho al ver cómo la mano del mayor se mueve hasta la katana en su costado.

Claro, Edgar ya estaba rogando por su vida para ese entonces.

—¡No me decapite!— Corre gritando hacia el pasillo al percatar que el hombre se está poniendo de pie.

Fukuzawa queda un poco sorprendido.

Cualquiera pensaría que le matarás si te levantas agarrando una katana, presidente, hemos hablado de esto.

Habla estampando su mano contra su frente, miraba hacia atrás chequeando cómo va Poe.

Es un escritor, no pudo haber ido tan lejos.

—Lo siento. Vé por él—El hombre le pide, pero duda seguir antes de comentar algo más.

—Pero primero, ven acá— El presidente le dice, algo apenado, él abre sus brazos, llamándolo a un abrazo.

Oh, Ranpo no podría negarse a eso jamás.

—Felicidades, Ranpo. Has entrado en la mejor etapa de tu vida—Ranpo graba cada segundo de la escena en su mente.

Antes hacía cosas cómo esta con el presidente, hace nueve años. Pero tras el paso del tiempo, la expansión de la agencia y Ranpo convirtiendose en un adulto, se había perdido la costumbre.

Pero si había algo que Ranpo seguía apreciando como un puberto, es el abrazo de su figura paterna.

—Ay, me vas a hacer llorar—Ranpo lo sacude aún abrazados, intentando contenerse las lágrimas de alegría.

—Te quiero mucho, presidente— Sí, parece un niño, un niño después de haber recibido su regalo soñado de navidad. Fukuzawa se aparta un poco rojo, como jefe debe mantener la ética laboral y ya esto se pasa de mano.

—Vale, ve y busca a Poe-san.

—Me tienes que presentar a esa tal Vale, siempre la mencionas — Hace un puchero.

Fukuzawa rio.

—Algun día, pero tén por seguro que no se llama Vale.

Ranpo sonrie y sale a buscar a su novio. Le agrada mucho más el presidente cuando se permite romper su coraza y se concede algo tan banal como la comedia.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora