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Ranpo le mira con la ceja arqueada. La primera y última vez que se encontraron Chuuya terminó un mes dentro de una novela. Él jamás se imaginaró al mismísimo Chuuya Nakahara apareciendo en su puerta aparententemente calmado.

Chuuya se percató de la presencia de Poe a lo lejos e intercambian miradas. Este al instante gira y pretende necesitar algo en la cocina.

— ¿Algo que se te ofrezca? A parte de andar ojeando a mi novio — Reclama Ranpo, dando fin al punzante silencio que llena el sitio.

Chuuya toma aire y traga su orgullo.

—Necesito un favor tuyo.

—¿Qué favor?

— Sólo necesito esconderme de Dazai. Él ha estado actuando raro y me molesta mucho.

Ranpo encoge sus hombros y ladea su cabeza, viendo cómo Edgar se esconde debajo del mesón. Chuuya parece haberlo visto también porque acto seguido, carraspea su garganta y comenta.

— Está actuando así porque puede que la última vez que nos vimos yo haya hecho algo malo...

(...)

Edgar dormía plácidamente. Después de un tiempo, Ranpo apareció en su habitación siendo que ya había encontrado a todos los asesinos de la historia. Ambos de los líderes de la Agencia Armada y Port Mafia habían sido liberados del virus y lo que más aceleraba su corazón era que Ranpo había aceptado tener una cita con él. Sus sueños eran cálidos y tiernos hasta que fue interrumpido por un estruendo que pareció venir de afuera de su cuarto.

Cuando Ranpo salió del libro, lo dejó en su biblioteca con las demás múltiples novelas que había escrito durante su estadía en Japón.

Oh, oh...

Puede que haya olvidado el pequeño detalle de que en cualquier momento el hombre al cuál había encerrado podría aparecer en su casa.

La puerta cayó de un tiro y se vio una silueta que apesar de ser pequeña, sí que era atemorizante debido a los destellos de luz roja que esta reflejaba.

—Así que tú eres el dueño de esa maldita habilidad...

La sombra se acercó dando pasos lentos y fracturando las áreas en las que sus pies tocaban. Poe se estrujó hacia atrás en defensa, pero su miedo le ganó al sentir el frío filo de una navaja contra su garganta.

—¿Últimas palabras?

Poe permaneció estático excepto por el temblor que crecía en sus labios, no fue hasta que el mafioso gritó en dolor que él reaccionó.

—¡Maldito bicho!—Gimió enfurecido el hombre, a la vez cesando el brillo que resplandecía. Parecía que Karl le había mordido en el tobillo, haciendolo reaccionar.

En ese instante, Poe recordó el entrenamiento que recibió años atrás y tomó lo más cercano a su vista, que era la lámpara de su mesa de noche y la abalanzó hacia la cabeza de este que gritaba de dolor.

¡Bump!

Y así, la figura cayó al piso.

Con la poca fuerza que le daba el temblor de su cuerpo, sacó al hombre de su casa y lo dejó a unas calles de su hógar. Podría verse demasiado extraño llevar a alguien inconsciente a las 3 a.m, pero parece que Yokohama ve más que eso a diario, a lo que nadie le interrumpió.

Poe le dejó rendido en un callejón, dónde fue testigo del aspecto no tan común del hombre y anotó alejarse de cualquiera con esas facciones de allí en adelante. Tras eso, regresó a casa.

(...)

—Oh vamos, Edgar por dios no sigas, no cabes en ese cajón— Exhala fuerte Ranpo y busca con la mirada a su novio, quien en efecto, está intentando introducir 1.80 metros suyos dentro de un gabinete de la cocina.

—Escritor, siento lo de esa vez. Me pasé, pero enserio necesito entrar.

Chuuya levanta la voz para así ser escuchado, ve a sus alrededores chequeando que no haya ninguna momia a la vista. De respuesta, escucha el ruido proveniente de algunas cosas que cayeron cuando Poe intenta levantarse y golpea su cabeza con la parte de arriba del mesón.

—¡Hey!

Ranpo da paso de forma acelerada y se dirige hacia la cocina.

Chuuya se adentra con pasos lentos. Examina a más detalle aquel lugar al que no le prestó mucha atención en su última visita. La puerta se estrella directamente con la sala, donde hay un acolchado sofá.

En su fondo se ve una pared desnuda, pero si se observa con detalle podrías notar una pequeña jaladera, dando a saber que de allí sale un comedor.

De cara al sofá se encuentra una isla, desde donde se puede ver la compleja, pero pequeña cocina donde Ranpo ayuda a Edgar a levantarse. Ranpo, en eso, le acaricia el derrier de su cabeza con cariño.

Chuuya les mira desde el pasillo que dirige a las habitaciones esperando que las cálidas luces de la casa ocultaran la mirada adolorida que contempla su escena.

Por un segundo, un escaso milisegundo,  por su mente pasa la frase que a él le parece la más estúpida.

Sería lindo tener algo así.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora