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Los días pasan rápidos cuando estás decaído, pero al mismo tiempo se siente tan lento. Es visible como las manecillas del reloj andan sin parar, su tic suena repetidamente, y enloqueces al punto de creer que nunca llegarás a la siguiente hora.

Tirado en la cama boca arriba, Chuuya sigue con la mirada el movimiento de las manecillas.

"Respira hondo y exhala" Eso le había sugerido una y otra vez su mentora para calmarse. Sin embargo, no mencionó que hacer después de inhalar  y exhalar mil veces por minuto por doce horas. Aún no lo logra calmarse.

No seguiría con esto, definitivamente. La frustración no se curaría con hacer esto.

De un impulso se levanta de la cama y toma el reloj de su mesita para estrellarlo contra la pared. Las cuatro de la tarde quedaron estáticas en las manecillas.

Si es honesto, se desahogó más en un movimiento que en toda la mitad de día que se la pasó desperdiciando siguiendo el consejo de Kouyou.

Chuuya no se había bañado ni arreglado desde el día anterior; Su rostro está pegajoso por lágrimas secas ya impregnadas en su piel, sus labios resecos de tanto moderlos en un intento de reprimir su furia, su nariz tapada como para ya no permitirle respirar bien.

Mejor no hablar de sus prendas, un Chuuya consciente y menos consumido por la soledad asesinaría a este Chuuya actual.

¿Pero qué se puede esperar? Si algo que más se ha presenciado es como cuando se trata de Dazai, Chuuya siempre está fuera de sus casillas.

Como desprecia ese nombre ahora.

Ya lo hacía antes, no obstante ahora el mero sonido semejante hace que sus oídos zumben.

El pelirrojo salió de su habitación por primera vez en todo el día con pasos lentos.

Deslizó su delgada mano por el barandal de escaleras con el canturreo de una familiar canción en su garganta.

— Se necesitan dos para cometer suicidio doble...

Chuuya repitió la frase otra vez cuando llegó a la cocina, donde vio desde el rabillo de su ojo la silueta de una botella. No tardó en tomarla y aventarla contra una dirección aleatoria.

— ¡Entonces mátate con la primera zorra que te encuentres, cretino cuerpoescombro!

Chuuya la pateó múltiples veces los gabinetes cercanos a sí mismo al recordar que Dazai es parcialmente culpable de que no pueda consumir alcohol ahora mismo.

— Maldito patán...

Fue en ese entonces que se le ocurrió la mejor idea que pudo haber tenido para desquitarse con el imbécil.

(...)

— Disculpe Ranpo-san...— Viendo que ya terminaba su papeleo, Atsushi se acercó al mayor que dormía en su asiento.

Ranpo levantó su cabeza con un fruncido en su rostro — ¿Ahora qué?

— Quería preguntarlé algo... Antes de que se vaya...

El detective levantó las cejas y estiró sus brazos,  demostrando tener toda su atención — Atsushi-kun, que bueno que me aproveches antes de que empiece mi descanso. ¿Qué necesitas?

El albino mordió su labio inferior dudoso — Verá... Es que yo quiero saber de qué se trataba lo que sucedió ayer con Chuuya-san. Ya que Dazai-san no vino hoy tampoco y bueno...

Ranpo juntó sus manos y se encogió de hombros.

— No tardes en salir cuando la jornada termine ¿De acuerdo? Te aseguro que si llegas a tiempo comprenderás todo.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora