Extra #3

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Poe sale del baño con su cintura enrollada con una toalla y contra su pecho presiona la cabeza de Kichirō. Sus mejillas están rosadas y sus ojos relajados. Cuando entran a la habitación, Ranpo está casi listo, sólo le falta abotonarse su camisa. El ruido de la manija lo hace subir la mirada estando tirado en la cama.

- Es muy injusto- Reclama Ranpo, intentando fingir estar molesto. No lo logra porque su mirada se detiene en el abdomen de Poe y sus mejillas se colorean, lo que lo hace levantarse de un tiro y hacer un puchero- ¡Me bañaré con Karl de ahora en adelante!

- Es de tenerle paciencia, querido...

Ranpo rueda los ojos y piensa en su altercado hace veinte minutos.

(...)

Ranpo sumerge un pie en la tina para corroborar que el agua está en una temperatura adecuada. Suelta a Kichirō de un brazo y sumerge este extremo en el agua, recoge un poco de ella y la vierte en la cabeza del pequeño. Sus cejas se agachan en alivio.

- ¿Ves, bebé? Todo está bien...

Ranpo mete su otro pie y empieza a introducir su cuerpo en el agua, enfrente suyo extiende a Kichirō en brazos en caso que si este se incomoda, se de cuenta de inmediato.

Su cuerpo se acopla a la humedad, sólo faltando meter al bebé. Ranpo empieza por sus pies. Kichirō no hace nada.

Bien

Ahora, la cintura... Ranpo está atento a la expresión de Kichirō, ve como al ser sumergido más, el ceño de este se frunce y encoge sus labios.

- Uncomfy...

Ranpo se sobresalta y riega un poco más de agua tibia sobre su frente - Vamos, bebé, sólo es agua...

Kichirō se incomoda y recurre a arquearse en el agarre de Ranpo.

- ¡Oto-chan, no, no!

- ¡Es agüita, es rica, no pasa nada!

Ranpo acaricia su espalda con urgencia, lo mece, lo consuela, pero no hay cosa que lo haga calmarse. Por el contrario, manotea más fuerte y emerge en gritos.

- Shhh, Shhh, noooo...

Justo cuando creía que iba a volverse sordo, Ranpo escucha golpes a la puerta del baño detrás de los llantos de su hijo.

- ¿Querido?

Ranpo maldice internamente y gira su rostro hacia la puerta. Esto era lo último que quería.

- ¿Dime, querido?

- ¿Ehm...Todo bien? - La voz fuera del baño pregunta. La respuesta es no, es la hora y Ranpo no ha podido bañar ni a él ni a Kichirō. Se hace tarde para su cita, incluso el presidente debe estar pronto a llegar.

Ranpo reflexiona como llegó a esto. Cuando Kichirō era un recién nacido, era muy callado y calmado. Se dejaba duchar y vestirse sin problema. Puede que siempre hiciese caras de incomformidad, pero eso jamás llegaba a los llantos.

Todo cambió cuando Kichirō cumplió años. Ahora, es más vocal, más no verbal. Empezó a manifestar su desagrado con manoteos y agudos gritos. Eso se ha convertido en rutina; es una estatua, pero cuando lo ponen frente a algo que le disgusta, pierde el control. Desde entonces, Kichirō no se deja bañar por nadie más que Poe. A él también le pone problema, pero a diferencia de Ranpo, él tiene la paciencia y delicadeza para apasiguarlo.

Eso mismo lo lleva a salir de la tina a correndillas y abrir la puerta pensando en voz alta - ¿Cómo lo haces?

Suena como un quejido, lo es tal que le entrega a Kichirō en sus brazos. Ranpo se da la vuelta cerrando la puerta detrás suyo y se va a la tina devastado.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora