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Son mesas de dos puestos a cada lado. Ranpo, Poe, Dazai, Chuuya, Kouyou, Yosano, Fukuzawa y Atsushi estaban en una mesa. Hay comida servida en el centro y cada uno va tomando lo que desee.

Salchichas, carnes y demás alimentos que aguan la boca llamaron la atención de todos. Y así se lanzaron a tomar para cada uno.

Todo iba bien hasta que, por casualidad, Yosano pilla chorizo con la mirada y voltea a ver a ambos Ranpo y Chuuya, el último ya a nada de embutirse uno en la boca. La mujer levanta uno de sus palillos y lo usa para tumbarlo al piso.

— ¡Hey! — tartamudea Chuuya tomado por sorpresa y viendo la bola en el piso.

— Ustedes dos, no coman eso, es malo.

Ranpo tuerce la boca y se ve ofendido, la mitad de su plato era chorizo y ahora Poe ha intercambiado platos con él. Mientras que Chuuya maldice todo porque también había cometido el mismo error y ya no había casi nada en el centro.

No tuvo más opción que beber enfurecido su jugo de naranja.

En la otra esquina, Ranpo y el presidente cruzan miradas, siendo que extendieron sus manos para tomar el último pan. Pero lo relevante no era quién se lo quedaba, sino el aro del que Fukuzawa se percató que había en su mano.

Fukuzawa le fulminó con la mirada sin decir nada y no se despegó de este por un rato. Por lo que Ranpo, en su incomformidad se acercó a Poe.

— ¿Tú alcanzaste a pedirle mi mano al presidente? — Susurra Ranpo cerca de su oído. Excepto que cuando Edgar pone sus labios en una línea, comprende por qué el hombre está tan sorprendido.

— No alcancé a hacerlo porque cierto alguien dedujo todo...

Poe recibió un codazo para luego seguir comiendo. Mientras que Fukuzawa y Ranpo seguían en un duelo de miradas.

Embutía comida en su boca aún observándole con detenimiento, porque quizás en un minúsculo instante el presidente exhiba lo que pasa por su mente.

Rabia...Alegría...Confusión...

— heh...¿Cómo silenciosa la mesa, no?

El pobre Atsushi que se sienta entre Ranpo y Fukuzawa, urgía refuerzos porque es incapaz de comer con la tensión en el aire.

Entonces Chuuya se paró y llamó a Atsushi — Acompáñame a buscar la segunda ronda ¿Sí?

La mesa quedó silenciosa después de ello.

— ¿Chuuya-san, tiene mucha hambre, no es así? — Le cuestiona el albino, pero al ver la expresión sarcástica de Chuuya, ríe embarazosamente.

— Lo único que tenía mi plato que no fuera chorizo era pan porque Dazai se cogió todas las salchichas — gruñe — Pues claro que tengo hambre.

El menor asiente y se compadece, por lo que pone su mano sobre el hombro ajeno y le propone lo siguiente.

—Entonces déjeme darle mis salchichas, yo tomaré su chorizo.

Chuuya le miró con ojos llorosos y le agradeció, al instante empezó a comer lo que le había dado sumado con las carnes que aún habían en la parrilla.

— Qué caballeroso eres, Nakajima, sólo con esto gritas "metas".

—¿Metas?— Cuestiona este y Chuuya asiente fuertemente — Cosas que quiero en mi vida.

El chico se puso rojo halagado, mirando de reojo a Dazai, a quien le pedía perdón internamente.

— Oh, por cierto — llama este, a quien se le reacciona con una expresión ilegible — ¿Qué más con Akutagawa? El día de la boda partieron juntos...

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora