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— Estoy aburrido...no estoy haciendo nada.

— Dazai, eso es lo que haces desde que fuiste contratado. Aunque hubieran casos, se los dejarías a Atsushi.

— Es como si el autor de nuestras vidas se hubiera quedado sin trama...

— Aun así, no sé que me molesta más, si este calor tan asqueroso o si el aburrimiento — El hombre se pasma contra su escritorio, empapado en sudor y su rostro rojo. Otra voz en la oficina capta su atención.

Estando el dueño de esta en el mismo sino aún peor estado — Quizás si no tuvieras una capa demás de vendas, no te acalorarías tanto.

El castaño rueda los ojos y da vueltas en su asiento de ruedas.

— ¿Si se debe a mis vendas, por qué usted también está todo sudoroso, neh, Ranpo-san? — Resopla Dazai y Ranpo ya respondía, sus males genios eran en lo que coincidían.

— ¡Eso-!

— Es completamente normal, ahora Dazai, deja de joder — Una mujer recta y delicada pasa por la puerta, detrás de ella se asoma una de corte similar , excepto que su tinte es castaño. Haruno llama el nombre del mayor de los detectives.

— Ranpo-san, traje lo que me pidió.  — Con ella trae una caja, adentra y se le ordena para luego ser despedida.

— Gracias — dice poniendose de pie — Déjamelo en mi escritorio, ya vuelvo.

Ranpo cruzó junto a Yosano en el marco de la puerta y ella le siguió con la mirada hasta que este entra al baño.

La doctora va hacia él y espera fuera del baño.

— ¿Todo bien? Te ves a morir.

La puerta se abre y se ve como Ranpo estrella un trapo acolchado a la caneca, ver a la doctora le alivia tanto como le estresa — Poe dice que debería seguir usando el hara obi ¿Pero de qué frío lo cubre? Más bien estoy horneando al niño allí dentro.

— ¿Entonces...?

— ¡Al carajo ese trapo! Huelo asqueroso, me siento asqueroso, tengo los pies hinchados, orino el triple y mi espalda está hecha añicos. Que alguien termine esta condena por dios.

Cruzada de brazos, Yosano no puede hacer más que escuchar atentamente a los quejidos de su amigo malhumorado. Cuando da su fin, ella pasa su brazo sobre la nuca ajena.

— El aborto aún se...

Cállate — suelta — Ni se te ocurra.

Ella exhala y se despega de él, notando como sus prendas ahora se mojaron del sudor que este traía consigo.

— Está bien — responde — Pero déjame ayudarte, te llevaré hielo.

Como si eso fuera a eliminar todos sus malestares, Ranpo sonríe agradecido, tal como si llevara años esperando la oferta.

Al regresar al grupo, nada había cambiado, Ranpo pasa a lo que Haruno dejó para él y da golpes en su mesa para llamar la atención de todos.

— Desaburrámonos — inclina su cabeza y caza a Dazai con la mirada — ¿Qué tal una partida de ajedrez?

(...)

Kunikida había ofrecido su reloj, ahora medía cada movimiento. Aún así, solo iban tres jugadas. Había iniciado el castaño con la jugada pastor, como un chiste, Ranpo siendo plenamente consciente de ello. El juego no tenía ninguno en desventaja.

Ranpo ataca.

Dazai ataca de vuelta.

Peón blanco brinca sus permitidos dos pasos delante en su inicio. En el siguiente turno, al otro extremo, Dazai intenta atar en un triángulo al alfil entre torre, un caballo y su reina.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora