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Ranpo se separa del presidente una vez llegan al tercer piso del edificio y se dirigió a la oficina principal. Lo primero con lo que se topa es a Haruno, a quien se le aferra con un abrazo.

— ¡Haruno-san, regresé!

La chica le correspondió cariñosamente, aún así apenándose ante las varias cabezas que se voltearon a ver al responsable del ruido. No en són de mal, pero por curiosidad.

— ¿Ranpo-san? — El primero en hablar es Kunikida, quien ajustando sus lentes y elevando su rostro de la pantalla de su computadora se asombra por su repentina llegada.

El detective se adentra más allá del centro de la oficina hasta recibir otro comentario de uno de sus compañeros de trabajo — ¿No es quizás muy temprano para que siquiera dé a luz?¿De veras regresó?

— Regresé a tormentarte, Dazai — Ranpo le apunta con su índice, su ceño se frunce— ¿Me oíste?

Este se encogió de hombros y se rio, a la vez, Ranpo detecta tacto en su hombro. Se trata de Atsushi, quien le sonríe tan cálido como habitúa.

— Nos alegra su visita, Ranpo-san — Este hala de algo, Ranpo figura que es, resulta ser una silla — Siéntese, por favor.

Este agradece y toma asiento. Sin embargo, el preciso instante que toca la silla llega a ver a Atsushi, su mirada se desvía a Dazai, allí identifica algo.

Esto dos parecen ignorarse mutuamente, al menos, no reconocerse. Al estar sentado entre ellos, Ranpo afila la mirada y recuesta su cachete en dirección al castaño.

— ¿Cómo va Chuuya?

Su cara no difiere mucho, ahora anota como Atsushi no se inmuta ante la mención — Chuuya siendo Chuuya ¿Cómo va Poe-san?

— Bien, supongo.

Ranpo canturrea, el sonido de los teclados a sus extremos sumado con la inexistente conversación se vuelve extremadamente  irritante rápido. El ojiverde rueda su silla hacia atrás bastamente y se levanta.

— Qué aburridos — Ranpo se despidió de ellos sacando su lengua.

(...)

Es otro día agotador. Su alarma lo despierta tan temprano que el sol aún no se asoma o parece desear hacerlo.

Muchos, como él, están tan cansados que no quieren ponerse de pie para hacer su labor. Incluso con Karl en sus brazos, no se siente tan lleno como lo estaría si estuviera en Japón.

Las sábanas se sienten heladas. Sabe que no es su caso únicamente, puesto que Karl se estrella contra él más fuerte que nunca. Desde que Ranpo se mudó con ellos, duerme con él y bueno...

Ahora son los dos quienes añoran estar con él.

Poe se pone sus pantuflas y camina perezosamente hasta la cocina de su cuarto de hotel y se ata el cabello. Es increíble como en tan poco tiempo ya está largo.

Ranpo lo querría cortar...

Poe sacude su cabeza y se da un pequeño golpe en las mejillas, gira a ver hacia atrás, donde está Karl reclamando alimento y le observa dolido.

— Karl...¿No estaría mal si llamo, cierto? En Japón ha de ser las siete de la noche...

Se dirige al frasco de alimento para el mapache y le sirve a Karl. Mientras, imagina dónde rayos dejó su móvil.

Lo encuentra cerca de su cama y llama por videollamada a Ranpo, dejando que timbre en el mesón al mismo tiempo que busca algo para convertir en desayuno.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora