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Dazai Osamu odia correr. Correr le causa una sensación de asfixia y un extraño dolor en el pecho. Se siente como una aguja contra la garganta.

Ahora él no corre, en vez permanece sentado en un asiento del tren, pero se siente como si estuviera corriendo una maratón.

Ya recuerda esa noche; Su conversación, los golpes recibidos, el tremendo strip show que le ofreció Chuuya y en especial, como estaba mal por Oda.

Aquella vez cayó en la trampa del alcohol luego de ver a un padre con cinco pequeños niños. Esa fue la clave para desencadenar un sufrimiento que se había entumecido un poco por un tiempo.

Y sí cumplió su deber, pues la mañana siguiente tuvo nula memoria de lo sucedido horas antes, pero horas antes hizo algo trascendental y debió haberlo discutido con Chuuya sobre eso bien, por lo menos sobrio.

Es por eso que es ahora el momento para pedir los consejos de su amigo; tanto el causante, como la solución de su situación.

El tren se detuvo en la parada, así que tomó el ramo de flores blancas que alcanzó a comprar minutos antes y salió.

Abrió su teléfono, daban ya las diez de la mañana y no pudo pasar desapercibido las treintaicuatro llamadas perdidas del enano de Chuuya.

Fue caminando rumbo a su destino mientras elimina las notificaciones, pero su dedo toca en el lugar equivocado y una de estas se abre.

DAZAI OSAMU A DONDE MIERDA TE — Su dedo regresó a la pantalla y presionó el botón de finalizar antes de que más insultos sonaran.

— Ahora no, enano.

Después aguantaría los golpes. Bajó la mirada y encontró si destino, "S.ODA" escrito en basto cemento.

— Hola, amigo — Dijo con una sonrisa dolida.

No iba a haber un saludo de vuelta, evidentemente. Entonces dejó las flores y se sentó en frente se la tumba.

Dazai cierra sus ojos lentamente y toma aire profundamente, la brisa recorre su piel y transita por su cabello.

El recuerdo del trato con Kouyou vino a su mente y rio — No me lo vas a creer, por mi culpa te quieren desenterrar.

Aún silencio. Dazai resopló.

— Pero parece que Kouyou-san olvida que tú moriste hace cuatro años — comentó y sintió  pinchazos en su pecho — No encontraría más que huesos y... Nada.

El detective relamió sus labios y abrió los ojos — Es por esa misma razón que no puedo hablarte. Estás muerto.

Otro pinchazo, pero si es suficiente para dejar ir el pasado recibiría agujas por todo su cuerpo.

— Pero bueno, yo soy un loco, no es algo que no pueda hacer, hablar con muertos — carcajeó y se encongió de hombros — Te quiero contar una última cosa.

A lo lejos se escucharon pasos, pero como se trata de un cementerio público no le dio importancia.

Dazai lleva sus manos a su cabeza y suspira — Embaracé a alguien.

— ¿Primera vez? — una segunda voz añadió, asustándolo — Creí que ya tendrías mil niños regados por todo Yokohama.

Este retiró sus extremidades de su rostro y abrió los ojos para ver de quien se trataba. Se enderezó y se encontró con una figura que no le sorprende tanto.

— Ango...— murmuró — No creí que me encontraría contigo.

El hombre de gafas se encogió de hombros — y yo tampoco esperaba encontrarte aquí, mucho menos anunciando el embarazo de una de tus amantes.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora