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Han sido apenas dos meses desde que Kichirō llegó a sus vidas, pero Ranpo y Poe ya tienen un lugar en sus corazones tatuado donde pertenece el niño.

Es un sentimiento inexplicable. Bien un padre siempre debe tener una conexión instantánea con su hijo, esto parece ser más allá de eso. Algo que supera un amor normal.

Cuando Ranpo se recuesta sobre el hombro de Poe y recuesta sobre el pecho de este a Kichirō, siente calor por dentro de sus costillas. Su respiración es pareja y su postura calma.

Va, que siempre se ha sentido cómodo junto a Poe. Pero cuando este lo agarra y lo encubre con su cuerpo, siente que se acopla a él con perfección. Entre ellos, como yace Kichirō, es preciso, el niño no se queja mucho y muestra tener la misma docilidad de sus padres.

Ahora no duerme, sino que se relaja sobre el cuerpo ajeno. Con la respiración de Poe, este sube y baja ligeramente. Hace silencio y mucho menos se mueve.

Ranpo prefiere mirarlo con detenimiento en vez de levantarse de la cama. De por si, es intrigante.

Kichirō tiene ojos grandes y pestañas gruesas como Poe, pero sus ojos son rasgados y verdes que hacen un color peculiar cuando están frente al sol como Ranpo.

Sus labios son carnudos aún siendo sus cachetes flacos, tal como su cuerpo. Su torso suda mucho por la mañana, pero es un hielo por las noches. Eso los lleva a traer al niño a compartir del calor corporal con ellos la mayorías de las noches. La noche anterior fue una de esas.

Kichirō es pálido como si estuviera enfermo, aún cuando es muy sano, cosa comprobada por los exámenes médicos que se le hace semanalmente. Ranpo sabe por los papeles que él está bien, pero de mirarlo, algo en él le ordena a correr a cuidarlo y protegerlo.

Teme por él como si fuera a salirse de sus manos, como si el tiempo no fuera suficiente.

Evidentemente, Kichirō tiene una larga vida por delante. Es probablemente el agridulce sentimiento detonado por casi perderlo cuando apenas venía lo que lo pone así. Ranpo suspira.

Ya ayer afrontó su miedo de una forma muy abrupta y ya lloró lo suficiente por ello. Poe lo arrulló en sus brazos y le permitió sacar todo de su sistema. Luego, bailaron juntos hasta olvidar las cosas malas de la vida. Siempre es así y no hay forma que desee perder esto que tiene con él. Sí, quiere morir junto a Poe.

Los ojos de Kichirō se cierran y Ranpo frunce los labios, su mirada va a Poe y cuidadosamente se gira entre las sábanas.

— Querido. — Poe no se mueve con el llamado, perduran su quietud por varios segundos más. Ranpo se acerca más a su rostro — Querido.

Otra vez, nada. Y ahora aún más cerca, Ranpo se pone junto a la oreja ajena y muerde su lóbulo —¡Querido!

Poe pega un brinco por el abrupto dolor en su oreja y su mano va a ella. Excepto que Ranpo se le adelanta y la besa repetidamente — Ahora sí, despertaste.

— ¿Ranpo, qué sucede?

Ranpo usa una de sus manos para retirar el cabello del rostro de Poe, tal como lo hace todas las mañanas como rutina.

— Ya es hora, Eddy — Le dice y no obtiene comprensión del mayor por lo superficiales que son sus palabras.

— ¿Me estabas hablando antes? Perdón estaba dormido, yo..

— No te disculpes — Ranpo interrumpe — No es así.

— ¿Entonces qué sucede? — Poe pregunta de nuevo. Realmente no le había cruzado por la mente que ya es septiembre, ya su hijo nació y está a salvo y Ranpo ya ha regresado a trabajar.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora