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Cuando Ranpo despierta, Poe ya lo está.
La habitación es cálida como cualquier día de abril, aunque sus pies estén todo lo contrario.

Hoy no trabaja, así que como usualmente, dormiría más, pero algo lo despertó. Al encontrar el lado contrario de la cama vacía, y no a su pareja aferrado a su vientre, encontró la respuesta. Apagó la lámpara de mesa y se levantó.

Se topa a Karl intentando alcanzar el pomo de la puerta. Ranpo lo tomaen sus brazos y lo lleva consigo hasta la cocina. Allí halla la figura esbelta mirando la estufa. No era común ver a Poe cocinando a... Mira el reloj de la sala y se encoge... a las 5. A.M.

—Eddy, Buenos días—Murmura deslizándose debajo del brazo del otro apoyado en el mesón, haciendo que Poe salte asustado— ¡R-Ranpo-kun!

— ¿Te asusté? — Pregunta juguetón, este le responde con una mirada sarcástica — ¿Por qué estás despierto tan temprano? ¿Quieres otros calcetines? ¿Un masaje quizás?

Ranpo arruga el ceño y observa la oya que sostiene el otro. Edgar sigue su mirada. Este le da un rápido pico y responde— Debería preguntarte yo lo mismo, y no, no quiero calcetas, gracias.

—Les hago el desayuno, la cita es dentro de dos horas, así que quiero que alcances a digerirlo a tiempo, así no hay contratiempos.

Ranpo se sonroja un poco, pero lo sacude con facilidad. No dejaría que las hormonas hagan de las suyas, aunque sí le agrada el gesto bastante.

— Kibi ya tiene el mejor papá y aún no nace —Dice suave, esta vez siendo él quien causa vergüenza en el otro.

Edgar mira al lado y muerde su labio. Ranpo levanta sus brazos, con ellos ata el cuello de Poe y se acerca para besarle, acto correspondido menos por el mapache aplastado entre sus cuerpos.

Cuando el hombre da un paso al frente, Karl escala por el torso de su dueño hasta su espalda para gatear hasta su otro costado y saltar sobre el mesón.

Poe echa a un lado a Ranpo el instante en el que percibe el movimiento — ¡Karl!

— Siempre se aprovecha que estamos besándonos para hacer de las suyas.

Ranpo dice haciendo un mohín. Poe discute con el animal para que se deje agarrar.

Momentos como estos le recordaba a aquel 19 de enero, cuando Poe despertó y encontró sus muebles hechos un desastre. Ese fue su regalo de cumpleaños, de parte de Ranpo fue un bebé, y el de Karl fue un par de compras pendientes por hacer.

Ahora, puede disculparlo. Hoy está de buen humor, será la primera vez que verá a su primogénito o primogénita. En Estados Unidos, permiten hacer grabaciones de los latidos del feto, su sueño es que en Japón sea de igual forma.

— ¿Qué se puede hacer? Le gusta mucho la papilla de frijoles.

Comenta este y Ranpo levanta las cejas, fascinado— ¿Me hiciste papilla de frijoles rojos?

Poe asiente y Ranpo lo abraza.

—Ire a sacar nuestra ropa ¿Sí?—le Murmura antes de regresar a la habitación.

(...)

Al llegar a la clínica, Ranpo llora. Se había comprometido a no dejar que las hormonas inestables afectaran su estado de ánimo, pero parece que el día de hoy, ya perdió.

— ¿Por qué me inscribiste en eso?— Solloza con agresividad, halando de la manga de Poe.

— Cariño, lee el papel, tu seguro paga esto.

Ranpo toma el papel y lo estruja, luego lo tira al piso—¿Sí y qué?

—Pues para que veas que los catorce chequeos son obligatorios. Si no atiendes, no estás garantizando correcto monitoreo y no te aceptarán la licencia de maternidad. 

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora