51

1.1K 140 85
                                    

Poe abrió la puerta de entrada sin tener la menor idea de quien podría ser. Ranpo había salido para el trabajo hace unas horas y él se había quedado trabajando en unos planos que le pidió Fitzgerald para su nueva casa aquí en Yokohama.

Frente suyo se topó a una pelirroja con trenzas, entre sus brazos lo que parecía ser instrumentos para tejer.

— ¿Hola? — Soltó sorprendido. La chica lo hizo a un lado y fue a dejar sus cosas en la sala — No sabes la suerte que tienes al tener a alguien tan flexible como el señor Fitzgerald de jefe ¿Sabes lo complicado que fue conseguir que mi jefe me diera un turno libre?

Poe la siguió, pero notó rápidamente como esta había olvidado hacer algo que haría que le odiaran por la eternidad.

— Lucy, tus zapatos por favor — Exclamó el mayor, ésta arqueó una ceja y luego exhaló.

— ¿Ustedes también? Qué complíque, no logro acostumbrarme aún — rechistó — No lo va a notar.

— Oh, créeme, sí lo hará — respondió Edgar persiguiéndola en un intento de retirarle las zapatillas — Por favor, me va a matar.

La joven se detuvo y se agachó a quitarse sus zapatos, se los dio en las manos con una mirada burlona. Luego caminó hasta el sofá y abrió su estuche.

— Esto de que estás envuelto alrededor del dedo de un genio japonés aún me cuesta procesarlo — comentó dando espalda al escritor, quien buscaba artículos de limpieza.

Poe frunció el ceño de todas formas —No estoy alrededor de su dedo.

Lucy sacó un rollo de lana blanca y otro azul, rio a lo bajo — Tienes razón, estás alrededor de su pito. — Su compañero al instante giró la cabeza con una mirada desafiante. Pero la chica es todo menos discreta así que prosiguió — Elige ¿Gorrito azul o blanco?

— Hey, no seas vulgár — masculló, antes de susurrar la respuesta a la pregunta anterior mientras limpia por donde Lucy caminó con sus zapatos sucios— Y blanco.

Ella siempre ha sido así, directa y burlesca, a pesar de su corta edad, tiene el descaro para decir cosas a la cara como si fuera una viejita cuchilleando. Con Allan lo ha puesto en práctica desde el inicio de su amistad, hoy no es la excepción.

— Edgar, estás en cuatro limpiando el piso con tal que no se dé cuenta — dijo encogiéndose de hombros. En efecto, Poe estaba en el suelo en una posición rara... Si así puede llamarse. — Admítelo, Ranpo tiene todo el control sobre ti.

Mantuvo silencio por un instante antes de responderle a la adolescente. Montgomery continuó tejiendo con ágiles movimientos de sus manos

— Lo haces sonar como si se estuviera aprovechando de mí...

Al escuchar estas palabras, ella se detuvo en su acción y dejó todo en el mueble.

— Oh por dios, perdón Edgar, no lo decía insinuando que fuera mala persona — Aclaró preocupada, roja de la vergüenza. Gruñó para si misma y se dio un golpe en la cabeza.

— Mira Ed, lo que te quiero decir es que de vez en cuando deberías ser más...dominante...— Sacudió sus manos en forma de círculos, dando una mirada insinuante — ¿Entiendes lo que te digo, cierto...?

Poe parpadeó y mordió su labio — Eso es tan fuera de casillas.

— ¡Exacto! Falta un balance en su relación. — Exclamó — Ven acá.

Edgar se levantó del suelo y tomó asiento al lado de Lucy una vez removió las cosas de tejer del espacio.

La joven tomó los brazos ajenos y los guió de acuerdo a lo siguiente con fin de demostrarle como posar— Cuando estés en desacuerdo con Ranpo,  pasa tus brazos por su alrededor y asciende así.

Por su altura, Poe quedó de manera que acorralaba a la chica, su semblante dudoso. Los dos hicieron contacto visual ardúo por unos largos segundos.

Sin embargo, el mayor de un tiro empuja a la pelirroja y sale espantado del sofá — ¡De acuerdo, e-esto es raro!

Lucy carcajeó.

— ¡N-No te rías, eres menor! — Exclamó con severa angustia.

Esta torció la boca— Aquí en Japón no. De todas formas, cálmate Ed, sólo era una demostración.

— No no no, está mal — Lucy rodó los ojos y le haló de vuelta al sofá — Agarra mis cosas, pásame esa aguja y ese pom-póm.

Poe observó lo que hacía y la detuvo— No, no pongas de eso mejor, Ranpo los detesta porque le parece que hacen ver a los bebés como lámparas...

(...)

En su puerta hubo golpes que reconocería siempre. Desde que se enteró de su embarazo, la mujer ha arribado a su casa con un desayuno nutritivo, incluso cuando el desgraciado estaba presente.

Hoy no es la excepción. Aunque por razones desconocidas es más desesperado.

— ¡Chuuya, más te vale no haber comido nada! — Exclamó extrañamente agresiva al ser recibida.

— ¿Buenos días? — Se movió a un lado y resulta ser que detrás de su mentora venía otra mujer vestida de camisa de botones y falda. El hombre tiene una taza de café caliente en mano.

— Buenos días, Chuuya. Solo está alterado por eso — Comentó y señaló a la bebida en mano, la pelirroja se lo arrebató y le dio un sorbo — ¿Café, Chuuya? ¿Café? Si quieres abortar el bebé, dímelo, pero esto solo hara que nazca sin pulmones.

Chuuya ladeó la cabeza — ¿Qué tiene? ¿Por qué está así? — pregunta dirigido a Yosano.

Esta abrió sus boca para responder, pero su acompañante tomó la delantera.

— Chuuya, con todo lo que está sucediendo había olvidado decirte — explicó, tomó aire y dio un suspiro — Hoy verás por primera vez al bebé.

(...)

— Entonces hoy no desayuno...— vociferó esparcido por el sofá de su living.

Kouyou recargó su codo sobre el brazo del sillón, en su otro extremo se sienta Yosano, quien toma de la bebida que se le recriminó al pelirrojo.

—Lo siento, querido, no puedes consumir nada antes de una ecografía— respondió mirandole compadecientemente.

— ¿Y eso signifca que debas comer en frente mío?

El rechiste causó risas en ellas, le regaló el rabo del croissant a Yosano y se limpió sus palmas con una servilleta— Lo pedí para ti, pero luego Yosu-kun me dio a saber que no podrías comerlo. Ya era muy tarde para cancelarlo.

El hombre enarcó la ceja y llevó su mano a su cabeza — Van días que les veo llamarse "Yosu-kun" y "Kou-kun".

Movió sus brazos circularmente mientras hablaba, sumergido en la pregunta — ¿Qué pasa? ¿Acaso ustedes...?

Las dos miraron a lados contrarios en sincronía. Sus rostros estaban ligeramente rojos.

Nakahara exhaló y se puso de pie — De acuerdo, olvídenlo. Ya vamos, quiero terminar con esto del bebé lo más pronto posible

Gente...Si no saben de mí para el fin de semana, es porque me maté.El capítulo de BSD de hoy me tiene mal.


No sé como seguré escribiendo este fic felizmente. No sé como concluir "Fin del Mundo"

Estoy llorando horrible, espero me comprendan.


Ojalá esto les haya ayudado a sentirse mejor.

Espero les haya gustado este capítulo, no olviden votar, comentar y estar para la próxima actualización este sábado.

¿Les veo?
(No hay garantía de nada)

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora