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Los lugares demasiado finos y extravagantes le producen ansiedad, por lo que le agradece enormemente a Ryuunosuke por haberlo traído a un tradicional pero buen restaurante en la zona urbana. Incluso así, era notorio que era fino.

- Me agrada aquí - Akutagawa levanta la mirada de su menú para escucharle - La ciudad se ve tan pacífica. A pesar de que sea todo menos eso.

Con sus ojos traza la imagen mental y en estos se ve reflejado el menor. Luego de aclarar su garganta por un momento de revelación, este invita a Atsushi a tomar su pedido.

- ¿Ya sabes qué pedirás? -pregunta- Por lo general pido platos al azar, todo me da igual, así que no sabría recomendarte algo.

Atsushi retuerce sus labios y lee la pancarta por milésima vez -¿De veras aquí no hay nada que se asemeje al Chasuke?

-¿Es que no hay algo que comas que no sea Chasuke?

Este pestañea y se encoge de hombres - Pues claro que sí... Sólo que sí estoy seguro que no sirven fideos instantáneos.

Akutagawa estrella su palma contra su frente y suelta un suspiro cansado.

- ¿Qué haré contigo?

-¿Mmm, bajaremos y almorzaremos en el puesto de ramen que vimos en la esquina?

Con su comentario siendo parcialmente en broma, el mayor repite su gesto.

- Lo lamento - corta el silencio - Pero realmente no sé que es nada de esto y no quiero pedir algo que no me agrade y desperdiciar dinero.

- Dije que te invitaría a comer, pide lo que quieras con mi dinero.

Atsushi entierra su rostro en la carta y exhala antes de subir y ponerle una mano enfrente al mayor - ¡Exacto! No es mi dinero, es el tuyo, sin importar de quien sea, es una pérdida.

Esta vez, Akutagawa no reprimió un fuerte gruñido que hace que Nakajima se sobresalte. Este último juguetea con sus dedos dudoso y ligeramente arrepentido.

- Hey - susurra su nombre excepto que las sílabas no se esfuman tras el instante.

-¿Estás enojado, no? Perdón por ser así...

Sus ojos miraban difusos y tímidos, siendo incapaz de verle a los ojos por el temor de que estos demuestren resentimiento.

Akutagawa espabila y nota su comportamiento, ahora es visible lo que le desagrada, Atsushi triste.

Es tan molesto que el albino ponga cara de perro mojado y sus manos hagan lo que hacen ahora. Un suspiro deja sus labios.

- No...No...Yo... - Ante la mirada confundida de Atsushi, este se levanta de su asiento y va al otro extremo de la mesa para ofrecer su mano.

- Vámonos.

(...)

Esta vez Atsushi disfrutó tres tandas de su platillo favorito, el Chasuke. Mientras que Akutagawa comió plácidamente una porción de ramen, no era la misma extravagancia que la de un restaurante de suprema calidad, pero el mero hecho de notar cómo la felicidad del menor está en un puesto con un par de sillas y la oya atendida por el mismo cocinero de hace medio siglo le hostigó a dejar aquello a un lado.

Una sonrisa blaquecina y labios empatados como sus manos son prueba de ello.

Por gesto involuntario, Akutagawa tiró de la caja de servilletas una de estas y la acercó a Atsushi, quien al instante saltó un poco por reflejo, esa misma medida de tiempo después, afirmó con la mirada que lo hiciera. Su mano roza más que sus labios, también sus pálidas mejillas y su mirada viaja más cerca y tal como imán, Akutagawa llega a sobrepasar el espacio personal.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora