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Akutagawa busca entre la multitud a cierto chico. Entre cabezas no lo reconocía, excepto por el hombre castaño que entra al salón por la puerta que viene del pasillo de los camerinos.

Se acerca a Dazai y lo detiene apresuradamente — ¿Dazai-san, ha visto a Atsushi?

El hombre levanta las cejas ante en el nombre aunque sea el propio del referido. Marca una extraña sonrisa y le señala la puerta  del camerino al fondo.

Se retira y va hacia allí, no toca y al pasar se encuentra a dos personas, el detective de la agencia y a Atsushi, juntos comían un pastel de bodas.

— No me enteré que partieran algún pastel.

Atsushi salta del susto y por accidente deja caer el trozo de su tenedor al suelo, el restante en la habitación no presta atención alguna y sigue comiendo— A-Akutagawa... ¿Qué haces aquí?

Este frunce el ceño y se cruza de brazos.

— ¿Sabes de qué no me enteré tampoco hasta ahora?— con ese decir le responde con una ceja arqueada — Ayer fue tu cumpleaños.

Atsushi abre la boca y asiente lentamente.

— ¿Sí...?

— Si ya sabes — tiende una mano — Tienes que venir y cumplir nuestra promesa.

(...)

Atsushi se la pasó rascando su mente mientras fue detrás de él, lo hizo durante el camino en auto y hasta que llegaron. Cuando Akutagawa extrae sus llaves de su pantalón, el sonido de estas lo trajo de vuelta a la realidad.

Realmente está aquí en el apartamento de un mafioso otra vez. Y no solo eso;  está por una promesa que aún no recuerda sobre qué es, cuando sucedió o porque los lleva al hogar del hombre.

Con el retirar de sus zapatos, Akutagawa avanza mientras Atsushi toma un segundo para idear qué hacer.

— No pensé que te aferrarías a la promesa...

El contrario gira la cabeza y frunce el ceño, mirada encrustrada en el albino sin alguna sutileza.

— Me hiciste prometer que no mataría durante seis meses y después de ese plazo te mataría a ti. ¿También piensas que no he ido cumpliendo eso, Atsushi?

Atsushi siente cierto escalofrío correr por su espalda. Aunque no identifica si es por el recuerdo de que lo planea asesinar o por como lo llamó.

Con el control del aire acondicionado en mano, pone la boca en punta.

— ¿Por qué la cara de estúpido? — escupe, fue esto que le demostró al contrario que no es otra persona haciendo de Akutagawa.

Junta sus manos por detrás — Me llamaste...Atsushi.

El azabache se tensa y desvía la mirada antes de entrar en una ataque de tós. Sus ruidos ahogados resuenan entre las paredes y su nariz tornó a un color rojo. Cuando cesa, cubre su boca y deja la cabeza gacha, cambia el tema.

— ¿Lo hacemos en la sala o en la habitación? — pregunta, Atsushi se atraganta.

— ¿¡Eh?!

— Sería molesto que los vecinos escucharan tus llantos. Aquí en la sala hay terrible acústica. Y esos bastardos metiches ya me tienen en la mira.

Atsushi está en blanco.

¿Cuándo?

¿Habitación?

¿Qué?

¿QUÉ?

— ¿En tu habitación?

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora