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Dazai se ha retirado unas de sus vendas y con ella retira el sudor de la frente de Chuuya, en ella cortos mechones de cabello se han adherido por su humedad.

Tomados de la mano, presencian como en el temporizador los numeros sobrepasan los tres minutos. Con la información que ahora comparten, solo hay una respuesta.

— ¿Ya debería llamar a las parteras, cierto? — Cuestiona Dazai, siendo así, Chuuya traga en seco, lo que mueve su manzana de adán.

— Hace como treinta segundos...Pero sigo en shock...Yo...

Antes de poder terminar, el sonido de la puerta sacude las paredes y el chillido de los zapatos de Dazai le crugen en los oídos.

Lo irónico es que un par de segundos de que Dazai saliera corriendo de la habitación, varios pasos agitados en su dirección se acercan.

— ¡Chuuya!

Es la voz de Kouyou.

La reconoce ahora, incluso cuando el dolor cega todos lo demás de sus sentidos. Su voz se quiebra al intentar responder, pero luego es alguien más quien le toca en el hombro.

Por lo que escucha es Yosano — ¿Hola, cómo va todo? ¿Cuéntame, como van las contracciones?

— Cada dos minutos...durante un minu...

Este tira la cabeza para atrás en el intento de reprimir un grito. Kouyou se hace a un lado, al fin de cuentas ella no sabe de medicina, pero sí nota la ausencia de alguien en particular.

— ¿¡Dónde está el maldito de Dazai?!— Exclama Kouyou, buscando alrededor y afuera de la habitación, pero solo ve a Ranpo, quien se siente en una banca afuera en el pasillo.

— Él...se fue a-

—¿¡Cómo que se fue?!— Kouyou se imagina lo peor y pega un manotazo al aire — ¡Lo mato!

—¡No, él...Maldición!— Una fuerte punzada de dolor lo hace encogerse, frente suyo, Yosano inspecciona y le dice que ya debería dar a luz.

Lágrimas dejan sus ojos. Y justo cuando más lo anhelaba, por la puerta entran un médico acompañado de unas parteras y Dazai, este último va a Chuuya tan pronto tiene oportunidad.

— Señor Dazai, ya estamos aquí — Le informa el médico, Yosano y Kouyou comparten una mirada extrañadas, pero como los otros dos no muestran señal de desconocimiento, decidieron no cuestionar nada — Por favor, que sólo el padre permanezca en la habitación.

Kouyou frunce el ceño y se ve en la obligación de retirarse a tirones de la mano de su novia.

Dentro, Dazai y Chuuya hacen contacto visual, aunque el mayor manifiesta maldiciones en discomfort, el castaño le reasegura con pequeñas caricias a su mejilla.

— ¿Primera vez? — Pregunta una de la parteras. Dazai asiente con la cabeza.

— Primera y última — Agrega el pelirrojo, pero antes de poder reír un poco, el doctor aparta sus piernas y el frío del lugar más la posición lo hace sentir expuesto.

Cuando a Chuuya se le pide que empuje, este se siente a morir. Primero, es vergonzoso. Segundo, tiene a Dazai al lado y además, el pensar que este dolor lo tendrá que sufrir dos veces el mismo día es un infierno.

Pero tarde o temprano lo tendría que hacer. Bueno es establecerse la mentalidad de que este último sufrimiento le pondría fin a esta osadía.
Eso le ayuda.

Solo un poco.

Puesto que bien sabe que este capítulo se termina para empezar otro seguramente más tedioso.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora