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El nuevo horario de Ranpo es más relajado. Durante la semana, tiene que venir solo tres días, los dos días restantes y los fines de semana solo iría en caso de ser necesitado para un caso en específico. Apenas iniciaba su segundo trimestre y ya se le trata como si estuviera a punto de dar a luz.

Pero bueno, esos son los privilegios de ser el (casi) hijo del jefe.

Hoy, 26 de abril, suceden dos cosas inesperadas para todos, a excepción del detective, ya que ambas o las dedujo o ya las discutió con Fukuzawa. Por esa última sigue molesto.

Está recostado en su escritorio cuando Haruno se le acerca y le levanta, anunciando que el presidente lo quiere ver.

Fue tercamente, no tocó antes de entrar y tomó asiento sin hacer reverencia. Total silencio hasta que fue roto por el mayor.

— Buenos días, Ranpo — Saludó el albino — ¿Ya entraste en tu fase de adolescente rebelde?

Este le torció y la boca y se negó a responder — Sé que estás enojado, pero sabes que se debe hacer, eres inteligente, tú sabes que es lo correcto.

Con la mención de inteligencia, Ranpo levantó sus cejas y empezó a prestar atención.

— Están tomando provecho de su situación.

Fukuzawa juntó sus palmas y suspiró — Sí, eso es cierto. Pero, cuando veas la imagen completa dejará de parecerte abrupto.

— ¿Para qué me querías aquí? — reclamó.

— Quiero saber como están, los tres. Poe-san, Kichirou y tú — Los párpados del mayor se ven decaídos, su tono azulado triste, las bolsas de estos grandes. La propia imagen de un hombre agotado y solo.

Antes de este momento, Ranpo no se  había fijado de estos detalles por su enojo, pero ahora, puede que se sienta mal.

— Bien, todo va bien — musitó, luego el mayor tuvo que añadir — Quiero ser honesto, desde que te mudaste con Poe-san, la casa se siente inhabitada.

— ¿Quieres decir que me extrañas? — cuestiona juguetonamente en respuesta. No esperaba que el presidente asintiera.

Entonces cedió y exhaló.

— Ya que insistes...— dijo haciendo un puchero — Puedes pasar cualquier  noche por la casa, cenemos juntos y de paso ves como decoramos la habitación de Kichirou.

Fukuzawa sonrió sutilmente— Me place aceptar esa invitación.

Ranpo le tomó la mano y la sacudió. En este corto tiempo, el teléfono de la oficina timbra. Fukuzawa responde con docilidad.

Lo que sea que haya dicho la persona al otro lado de la línea ha de ser relevante, porque el hombre tensa su puño y levanta su mirada a Ranpo.

Con un suspiro, cuelga y se recuesta en su asiento.

— Llama a Atsushi, irán a revisar una escena — ordenó mientras sacaba una hoja y un bolígrafo — Es un tienda de vinos extranjeros, recién exhibieron una de las botellas más costosas en el mercado, parece que alguien la intentó robar.

Fukuzawa anotó la dirección y se la entregó, al este examinar el texto, preguntó — Si es un robo ¿Que debo hacer allí?

— Solo ve — demandó — Recuerda regresar antes de almuerzo, hay algo que debo anunciarles.

Ranpo gruñó y giró en sus talones para retirarse — Como que el vino está en tendencia...

(...)

Atsushi aseguraba que este era el lugar, pero no parecía un lugar en el que haya algo importante que robar. Ni siquiera hay policías, compradores rondean la tienda como si nada. Casi creyó que la noticia era falsa cuando el hombre que atendía se les acercó y les pregunta

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora