19

2.3K 324 69
                                    

Ranpo reposa en el sofá de su hógar. Disfruta del aróma a piso limpio y lo que más adoraba es lo acolchado que se siente su cuerpo en el suave algodón de su nuevo hoodie.

Karl duerme en su pecho cuando Poe llega a la sala, se ve agotado por el súdor que corre por todo su rostro.

— Tan dedicado...Te mereces una recompensa, ven para acá.

El hombre se acerca a donde Ranpo le halo por las mejillas y le da un tierno beso.

— Ahora tu responsabilidad, es hora de comer el yogúr.

Ranpo gruñe y le golpea con uno de los cojínes del sofá—¡No!

Karl salta de su sitio, viéndole pícaro—¡Condenado traidor!

Poe aprovecha esto para embutir una cucharada de yogúr en su boca. Sus cachetes se coloran de la sorpresa. Poe ríe.

Se sienta a su lado y le abraza con dulzura, posando su cabeza sobre la del más bajo.

— Tienes que comer sano así no será un bebé kibi.

Esas palabras rompen el pequeño momento de ternura que había arrazado a Ranpo instantes antes.

—¿Eh? ¿Kibi?—Pregunta arqueando una ceja

—Sí, Kibi.

—No entiendo.

—Pequeño, se quedará pequeño—Señala con sus manos y cuando Ranpo se da cuenta se echa a carcajadas.

—¿No querrás decir chibi?

Los ojos de Poe quedan en blanco y sus cachetes se tornan rojo. Este relaja la mano que deja caer el envase de yógur. Ranpo reacciona y lo toma en sus manos.

—Aún estoy aprendiendo japónes, Ranpo-kun, tenme paciencia.

—Está bien, lo comeré para que Kibi no sea chibi— Ranpo comenta con una risita, introduciendo una cucharada a sus labios. Edgar le mira estupefacto, intentando calmar los millones de chispazos que estallan en su estómago.

El timbre suena, haciendo que el rostro de Ranpo se torne a un ceño fruncido. Suspira y relaja su actitud al ver a su pareja aún sonrojada.

Ranpo se acerca a la entrada y abre la puerta, sabía de antemano de quien se trataba.

O bueno, mejor dicho, de quienes se trataba.

—Tiempo sin verte, señor sombrero elegante...

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora