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— ¿Viste que no nos estrellamos?

Edgar suspira y acaricia su sien agotado, incluso cuando apenas es medio día. Han llegado al parqueo de un centro comercial, allí mercarían, comprarían medicina para el mareo de Ranpo y luego irían directo a casa— Sí querido, pero como te desmayaste antes, podrías volverte...

— Fue una jugada muy sucia, Edgar — No solo lo ignoró por completo, pero aparte le puso tremenda cara de puño.

— Ranpo...

— ¿Tan poco devoto eres a nuestro compromiso que me amenazas con deshacerlo si no voy contigo?

—¡R-Ranpo!— exclama Poe de vuelta, entrelaza sus manos y observa estas juntas. Ranpo tuerce la boca pero suaviza su ceño antes fruncido — No estoy realmente enojado, sé por qué lo haces. Pero, no me gusta. Deberías compensarme.

El castaño suspira ligeramente y recuesta su cabeza en la ventana izquierda, siendo que está sentado en el asiento de copiloto. Sin más, acepta su error.

— De acuerdo, compraremos helado ¿Sí? Incluso dejaré que sea de chocolate o chicle...—Sugirió él, pero no obtuvo el grito de emoción que esperaba, fue mero silencio.

Con la incognita del por qué del desinterés, Allan frunce el ceño, este sintiendo como la zurda de su pareja estrujaba con más fuerza sus manos entrelazadas sobre la palanca de cambio .

— No — dice Edogawa mirándole a los ojos — Hazlo de otra forma.

El aire acondicionado está al máximo y sutilmente hace volar el cabello largo del hombre, con esta ligera desnudez, es visible como este arquea una ceja y su boca se abre poco.

— ¿Pokis? ¿Galletas? Podría conseguirte unas extranjeras...

La mirada del menor se agudiza amargado. Sacude lado a lado y aprieta más la mano ajena hasta ser algo doloroso.

— Edgar— Musita — otra forma

Oh

Poe escanea su tacto y asiente lentamente, ya captó que quiere decirle. Pero la idea le parece caótica y muy de repente.

— ¿No que te sentías pega...?

—¡Otra forma! — Exclama Ranpo antes de retirar su mano del tacto con su pareja y poner el freno de mano. Por el pañuelo que cuelga del cuello contrario lo hala y lo hostiga a un beso.

La separación de los asientos obstruía su contacto. Y Ranpo, con el humor terrible, no soporta otro instante antes de tirar del brazo a su amante de forma que este se ve forzado a pasar del asiento del copiloto al conductor por encima de Ranpo.

Este emitía pequeños jadeos causados por el escaso oxígeno en sus pulmones, el aire acondicionado se sentía inexistente y no había forma de combatirse siendo la temperatura tan alta.

— Ranpo-kun, esto es...

— Es tu disculpa —Murmura el ojiverde antes de unir sus labios cálidos y terzos otra vez, engancha sus brazos alrededor del cuello ajeno y transita sus dedos por el cabello que llega a los hombros y urge un corte. Y como de casualidad, es un sumiso que está arriba, tal que no tiene el más mínimo lío con dejarse dominar por su chico siempre y cuando este se complazca.

Porque sus labios, ellos saben a dulces y se sienten como malvaviscos, cuando roza sus frías manos que con el pasar de los meses se vuelven cada vez más cálidas se deslizan por sus mejillas, se siente a morir.

Si al final del día obtiene esa caricia de ala de ángel, aceptaría lo que fuera.

Ranpo viaja sus yemas por el rostro ajeno y no deja de instigar a profundizar el alcance de sus lenguas en las cavidades ajenas, tanto así que jurarían que se quieren comer vivos.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora