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En la plaza hay gran variedad de almacenes, pero solo hay uno bien grande y completo que se dedica a vender cosas para bebés e infantes.

Allí, Kyouka y Kouyou con la idea de encontrar regalos no convencionales para las gemelas, entraron determinadas.

Claro, ropa y accesorios iba porque iba. Pero Kouyou siendo la mentora tan devota que es, busca dejar sello en los primero años de las pequeñas.

Es por esa razón que compra las casas de muñecas más grandes, las prendas para estas mismas más lindas y también hartos artículos de cuidado más allá de lo básico.

Por otro lado están los peluches y muñecas, además de ganchos y lazos para cabello de todos los colores y formas.

Era una compra demasiado exitosa y placentera. En especial porque su otra niña favorita le ayudaba a escoger. Kyouka eligió la mayoría de los peluches (demasiados conejos, piensa Kouyou) mientras que Kouyou se enfocó en lo que portarían de vestimenta las bebés.

No solo de recién nacidas. Más bien, Kouyou les elaboró todo el armario desde su primer día hasta los cinco años.

Con eso ya había cumplido su tarea. Sin embargo, camino a la caja registradora, Kyouka resaltó la zona de exteriores.

Las dos mujeres quedaron maravilladas cuando encontraron en la zona unos culumpios.

— Quedarán perfectos en el patio de Chuuya.

Kouyou extiende su brazo hacia Kyouka para que se choquen de manos. Por una parte, demuestra que es la mejor Anee-san que Chuuya tendrá y también se concede su sueño de Tanabata.

(...)

Bien, con tanto por cargar, se le sugirió que mandara sus artículos pesados por domicilio. Es por eso que Kouyou y Kyouka entraron a la zona de entregas domiciliarias.

No esperaba encontrarse con las mismas personas a las que le haría el regalo. Y para su menor agrado, compartiendo un íntimo momento.

— Ugh, qué asco — Dice — Me van a hacer vomitar.

Dazai se separa de Chuuya y sube la mirada para encontrarse a nadie más que a Kouyou, detrás de ella, la figura de Kyouka, quien mira curiosa y algo sonrojada.

Chuuya tiene que girarse para descubrir qué sucede, allí ve a su mentora.

— ¿¡Anee-san?! — Exclama, luego nota  a la menor en su sombra —¿...Kyouka?

— Supongo que no me disgusta que estén en buenos términos y responsables — Pega un ojo a Dazai en lo último —Como sea, Buenas tardes.

— Buenos días, Chuuya-san, Dazai-san.

Dazai le saluda con una mano y luego mira a Kouyou que hasta ahora nota que Chuuya se sienta en algo raro.

—¿Y tú que? — Cuestiona dirigido a Chuuya sentado en la silla eléctrica.

— Dazai parece creer que traer a sus hijos es una discapacidad — El pelirrojo se encoge de hombros y Dazai suelta un pequeño quejido.

Es así que Kouyou suspira e intercambia miradas con su ex-subordinada en un corto instante.

— ¿Por qué la melosidad entonces?

— Bueno, hemos llegado a una decisión — Chuuya se señala a sí mismo y sonríe orgulloso — Las gemelas se apellidarán Nakahara.

Kouyou sonríe y junta sus palmas en celebración— Como debería ser, después de todo, Chuuya-kun sí estuvo todo el tiempo presente.

Dazai siente la indirecta muy directa como un manotazo y sube la mirada con una risa falsa. De esa misma forma, a un lado de la alegría de Kouyou, Kyouka parece tomar iniciativa para hablar.

♡𝚅𝚎𝚛 𝚝𝚞 𝚂𝚘𝚗𝚛𝚒𝚜𝚊♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora