Alexa Peyton

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Alcé la vista de los papeles y me encontré con la sonrisa arrogante de mi prima.

-Vaya, el hijo prodigo vuelve a casa.

Iguale su sonrisa y me cruce de brazos aun en mi silla.

-Así como lo ve Señora Ferrer.

Se cruzó de brazos también y soltamos una carcajada al tiempo. Me levante y la abrace fuerte.

-Maldita sea Peyton, ¿cuándo volviste?

-He llegado esta mañana, me han informado que los inversionistas vienen y quería estar presente. Aunque en realidad quería verte a ti, ¡ha pasado un jodido año!

Asentí y sonreímos.

Alexa Peyton, aparte de ser mi mejor amiga, era mi prima, aunque parecía una hermana para mí. Crecimos juntas y compartimos muchas cosas. Pero hace un año nos separamos ya que ella tuvo que viajar a España a tomar el cargo de presidente de la empresa de su familia mientras su hermano mayor se recuperaba de un accidente; y me emociono saber que está de vuelta nuevamente.

La idiota era sin duda una mujer hermosa, y se aprovechaba de eso para llevarse un montón de mujeres a su cama.

-Marcela ha hecho una reservación para almorzar juntas, y estoy segura que le encantará verte de nuevo. ¿Vienes?

-Por supuesto que sí. Pero antes mira lo que te he traído perdedora.

Alexa saco una pulsera dorada con el símbolo infinito.

-Adoro este símbolo.

- Cuando la vi me acorde de ti, además hace juego con tu tatuaje.

Observé la pulsera y sonreí

-Gracias. -Hizo un movimiento de mano restándole importancia.

-Y el viejo?

-Salió hace unos minutos. Viajará a Japón.

-Oh que lastima, quería saludarle. En fin, ¿salimos ya?

-Claro- Tome el teléfono y marque el número de mi secretaria-Sarah, voy a salir, no me pases llamadas y prepara todo para la reunión con los inversionistas.

No espere respuesta y deje el teléfono a un lado.

-Oye, ahora que la mencionas, a que no adivinas que acaba de pasar allí afuera con esa lindura de secretaria que tienes. - Alce una ceja e iba a hablar pero ella me interrumpió. -Venia para tu oficina y me detuvo diciéndome que no querías visitas ni nada, pero la he mirado de arriba abajo y le he dicho que soy tu novia coño y se ha quedado más pálida que tú.

Solté una carcajada y la miré, Alexa es una idiota.

- ¿Que le has dicho que? - Pregunte aun riendo y ella se encogió de hombros. -No cambias verdad?

-Hay cosas que nunca cambian.

Me guiño y se levantó para salir de la oficina, tomé mi abrigo y abrí la puerta. Alexa apenas vio a mi secretaria me cogió de la mano y me sonrió coqueta.

-Eres una idiota. - Dije mientras entrabamos al ascensor.

Llegamos al lobby del edificio y salimos viendo al chófer sosteniendo la puerta del BMW negro.

-Conduciré yo, puedes irte.

-Si señora.

Simón habló y cerró la puerta

-Cambia esa cara que asustas a todo el mundo. - Reí y empecé a conducir. - Has oído hablar sobre la leyenda del hilo rojo? - Negué y la miré con cara de "Que mierda es eso?" Ella aplaudió emocionada y la mire raro. ¿Que se traía entre manos?
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Un hilo invisible que te conecta con tu destino y una mierda. La cabeza me iba a explotar y Alexa aún seguía como una niña de cinco años narrando su libro favorito.

-Dicen que el hilo puede tensarse o enredarse, pero nunca podrá romperse. ¿No es genial?

-Es absurdo, no sé cómo la gente cree esas estupideces.

-No son estupideces, dicen que es real, que ese hilo invisible te conecta con tu alma gemela, aquella con quien compartirás toda la vida.

-Estas en las drogas? - La mire un momento y me distraje tanto viendo su cara de idiota que no me di cuenta que ella me gritó y por instinto frene el auto en seco golpeándome la frente con el volante.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora