No grites

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Vanesa
Entre sueños sentí que dejaban repetidos y tiernos besos por toda mi cara. Suspiré y abrí los ojos acostumbrándome a la luz del día. El hermoso rostro de mi prometida estaba a centímetros del mío y sus ojos color chocolate me miraban con amor. Su cabello estaba húmedo y estaba vestida con una de mis camisetas de algún equipo de fútbol y unos shorts.

-Buenos días dormilona.

Sonreí.

-Buenos días.
-Cómo amaneces?

Me aclare la garganta y la mire un momento.

-Mejor.
-Me alegra.-Se acercó y dejó un beso en mis labios. -Quieres que te suba el desayuno?

Negué incorporándome en la cama.

-Qué hora es?
-Las 10:30
-La casa de debe estar echa una mierda.

Hable riendo y pase una mano por mi cara. La mire y ella miraba más para abajo, agache la mirada y vi que mi cuerpo estaba desnudo, me tape con la sabana y ella rio levantándose de la cama.

-Ni que nunca te hubiera visto desnuda.
-Pervertida.- Hable riendo y me levante.
-Yo? ¿Acaso no recuerdas lo que me dijiste esta madrugada?

Hablo mordiendo su labio inferior y miro mi entrepierna.

Mierda lo recuerda. Me sonrojé y abrí la puerta del baño para intentar huir mientras ella soltaba una carcajada.

No era mala idea, ¡pero vamos! Ahora Michelle me miraba como si quisiera que tuviera eso allá abajo y créanme, así estoy bien chicas.

-Era broma ¡Te amo!

Gritó desde afuera y reí.
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Me vestí con unos pantalones de chándal, unas zapatillas deportivas y una camiseta gris que tenía una F en el centro. Lo sé, soy la mejor, me amo.

Salimos de la habitación con Michelle y bajamos las escaleras. Pero en el primer escalón me detuve y abrí la boca ligeramente mirando abajo.

La casa estaba vuelta mierda literalmente. Había gente durmiendo en los sofás, el suelo y la escalera. Las botellas de licor estaban regadas por toda sala y comedor. Algunos bajaron las cortinas para taparse con ellas y los flotadores de la piscina volaban por la casa.

-Wow.- Michelle hablo a mi lado con sorpresa y supiere molesta.
-Alexa me las va a pagar.
Murmuré y bajamos las escaleras con cuidado para no pisar a los que dormían allí.

Entramos a la cocina y la imagen no era muy agradable tampoco.

-Dios, quien estuvo aquí? Wiz Khalifa o qué?

Michelle habló sarcástica señalando las docenas de bolsas con marihuana que había por toda la cocina. Sonreí a medias y tome una bolsa jugando con ella y recordando los viejos tiempos donde esas bolsas eran el paraíso.

Suspire y deje la bolsa ahí. Mi expresión cambió y con fuerza tire todo lo que había en el mesón de la cocina, platos y vasos volaron y se rompieron en pedazos. Fui al fregadero y tire todo también, la jefe de empleados llegó apurada y miro a su alrededor asustada.

-Quiero esto impecable lo más pronto.

-Si señora, ahora mismo empezamos con la limpieza.

-No solo la cocina, quiero la casa como estaba queda claro?
-Si señora permiso.

La seguí con la mirada hasta que salió y me encontré con la mirada inexpresiva de Michelle.

Rodé los ojos y salí.

-Sea lo que sea que quieras decirme no me interesa escucharlo.

Hable fríamente.

-Como quieras. -La vi caminar por donde se había la señora del servicio y la detuve.

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