Ya va a nacer!!!

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Los meses pasaron volando y Michelle ya cumplía los nueve meses de embarazo. Era finales de octubre y el doctor había dicho que el parto estaba programado para los primeros días de noviembre, osea la otra semana, así que la espera e incertidumbre nos estaba matando a todos. Y como para empeorar las cosas Michelle había notado la distancia que yo había tomado con respecto a lo del sexo y me había aplicado la ley del hielo, jodida lo sé.

Los meses anteriores se vieron llenos de largas discusiones por la misma razón y llegamos al punto de que ella me echo de la habitación, no me quedo de otra que dormir en la habitación de invitados y darle su espacio, a veces simplemente la ignoraba para no empezar una discusión y así no tener que escucharla gritar y quejarse, por no agregar que ángel ahora les pateaba a todos y mis celos infantiles se hacían presentes, pero, ¿qué más podía hacer? Esa exclusividad ya no era mía y me enojaba.

Y sumándole mierda al asunto, estuve viajando constantemente por negocios, así que cuando no estaba en casa discutiendo con Michelle, estaba en un avión de camino a España, Medio oriente y Japón.

-Michelle?
-Qué pasa?
-Ya me voy.
-Y qué? ¿Te felicito? ¿Quieres una fiesta acaso?

Rodé los ojos y dejé la pequeña maleta en el suelo.

-Nena por favor no empieces, voy a estar una semana lejos de ti, no quiero irme peleando.
-Por eso mismo es que quiero mandarte a la mierda Vanesa, llegaste ayer de España y ahora resulta que te vas de nuevo, y nada más que a Japón, al otro lado del mundo!

Bueno yo estuviera igual de histérica, así que la entiendo.

-Mi amor tengo que ir, es importante.
-Como siempre.

Se cruzó de brazos e hizo una mueca de dolor.

-Estas bien?

Apretó los labios y cerró los ojos llevando las manos a su abultada barriga.

-Nena que pasa?
-Nada.
-Como que nada, tienes cara de dolor.
-Ángel está inquieto es todo.
-Segura que estas bien?
-Segura.

Tomó varias respiraciones y la ayude a sentar.

-Ahora no quiero irme sabiendo que estas así.
-Ya te dije que estoy bien, no es nada.
-Segura?
-Vanesa por amor a Jesucristo que estoy bien no entiendes?
-Ok tranquila, solo me preocupo.

Se recostó con cuidado y acaricie su barriga.

-Ya me voy, si pasa algo no dudes en llamarme, vendré enseguida.
-Estarás en Japón Vanesa, no seas ridícula.
-Bueno, tienes razón.
-Todo va a estar bien ya verás, solo tengo que esperar que ángel se calme, al parecer esta emocionado por nacer.
-Eso no pasará hasta la otra semana, verdad amor?

Hablé a su barriga y una patada hizo saltar a Michelle.

-Dios santo hijo, cálmate.

Michelle habló con una mueca de dolor y me mordí el labio.

-No me quiero ir....

Casi lloré y mi móvil sonó. Era Mike apurándome.

-Por favor avísame si pasa algo.
-Si te deja más tranquila llamar a alguien para que venga hazlo, sé que mueres por hacerlo.
-Llamare a mi madre ok?
-Ok.
-Te amo, ya me voy.
-Está bien cuídate.
-Eso debería decir yo.
-Ya lárgate.

Reí y la besé suavemente. Me separe y sonrió.

-Vuelve pronto.
-Lo haré.

Deje un último beso y salí marcando el número de mi madre.
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Llegué a Tokio a eso de las 10 de la noche. Me iba a bajar del avión, pero Mike llego a mi lado apurado.

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