¿Me extrañas?

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-Por qué terminaron?- En verdad me había preguntado eso?
-Importa?- Respondí a la defensiva y ella negó apenada.
-Oh no, claro que no, solo era curiosidad.

Me concentre en Damian mientras Michelle y Sofí salían. Minutos después mi hermosa princesa salía recién bañada y vistiendo cómodamente.

-Los veo en la noche, pórtense bien y nada de exceso de dulces.

Damian rodó los ojos y le guiñe, Sofí estiró sus brazos y la cargue.

-Mami, iremos en tu Ferrari?
Damian pregunto mientras salíamos.
-No amor, el Ferrari esta en Nueva York.
-Por qué?
-Porque no tuve tiempo de traerlo.
-Por qué? - Solté una carcajada, él llegaba a ser un tanto curioso a veces.
-Porque no cabía en el avión.

Quite el seguro de la Range Rover y él se adueñó del asiento de copiloto. Acomodé a Sofí en el asiento para bebes y subí.

-Cuando puedo conducir como tú? - Preguntó de nuevo y encendí el auto mirándolo.
-Cuando seas mayor.
-Y cuando sea mayor puedo tener muchos autos como tú?
-Me encargare de comprarte los que tú quieras.
-Y poder conducirlos?
-Claro, yo te enseñare.

-Y no puedes enseñarme ahora?

Entre cerré los ojos y negué riendo.

-No.
-Por qué?
-Porque aun eres pequeño.
-Solo una vez por favor.- Me rogó y me mordí el labio. Nunca podría decirle que no, a ninguno de los dos.

-Está bien, ven aquí. - El saltó y se acomodó en mi regazo. Lo senté e hice que quedara cómodo frente al volante. Me puse el cinturón de seguridad y lo pasé por su cuerpo también. Sus manos tomaron el volante y arranque suavemente. Obviamente yo manejaba, pero sus manos se movían al ritmo de las mías.

Michelle me matara si se entera.
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Pasamos el día jugando y corriendo de lado a lado. Recorrimos casi toda la ciudad, entrando y saliendo de los centros comerciales, en la camioneta ya no cabían las bolsas de las compras, pero seguíamos comprando cosas. Los lleve a un parque de diversiones, comimos chucherías y jugamos como nunca.

A eso de las 6:30pm el cansancio se hizo presente y decidí llevarlos a casa. Sofí se durmió rodeada de bolsas y peluches mientras que Damian luchaba por mantenerse despierto.

-Tengo una sorpresa para ti.- Habló bostezando y lo mire un segundo antes de volver la mirada a la carretera.
-Cuando lleguemos a casa vale?
Asintió medio dormido y acaricie su cabeza con cuidado.
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Sonreí mientras los veía dormir plácidamente y a Michelle pasar una manta calentita por encima de ellos.

-Buenas noches amores míos. - Dejé un beso en la frente de cada uno y salí con Michelle detrás.

-La pasaron bien? - Pregunto y fuimos a la sala para sentarnos.
-Sí, hoy si gastaron toda mi energía.- Me recosté en el sofá y la mire.
-Te ves agotada.
-Lo estoy.-Cerré los ojos un momento
-Deberías ir a descansar.
-Lo se.- Ella río por mis respuestas y se mordió el labio inferior.

-Yo... Extrañaba verte.- Hablo tímidamente y abrí los ojos.
-De verdad?
-Sí, extrañaba tu sonrisa, tu olor, tus gestos, todo.

Me acerque a ella y pase un brazo por encima del sofá haciendo que quedara muy cerca de ella.

-No tienes idea de cómo te extraño también. - Me acerque más y pegue su frente a la mía. Mi otra mano acaricio su pierna desnuda ya que tenía puesto unos shorts y sentí la chispa de nuevo. -Es como si nada hubiera pasado y aún estuviéramos juntas.
-Lo se.- Ella cerro los ojos y suspire soltando el aire sobre su boca.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora