Alessia

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Vanesa

-No pasó nada entre las dos verdad?

-No, no se que diablos tenia esa bebida pero te noqueo por completo.

-Si, me asuste un poco cuando desperté.

-No recuerdas nada mas?

Negué y ella hizo una mueca.

-Lo de anoche no debió pasar Vanesa, y lo sabes.

-Si paso fue porque ambas lo queríamos en un principio Alessia. - Acaricie mi cuello nerviosa y hable. -Tal vez fue el deseo acumulado después de tantos años, me dejé llevar por los momentos que compartimos y bueno... Perdí el control.

-Tienes razón, no pensamos bien las cosas y nos dejamos llevar. Decir que me arrepiento sería una gran mentira Vanesa, yo quería esto más que nada y de algún modo te utilice para saber en qué punto estaban mis sentimientos por ti.

-Y encontraste respuesta?

Ella asintió y sonrió débilmente mientras se acercaba y ponía una mano en mi mejilla.

-La respuesta es que te amo. -Mi respiración se quedó atrapada en mi pecho y me paralice. -Siempre lo he hecho y siempre lo haré. Fuiste la persona que marco mi vida y te robaste mi corazón.

-Yo...-Empecé pero puso su dedo en mis labios.
-Está bien, no espero que me correspondas, tienes una vida y una familia maravillosa y creo que ya he arruinado mucho las cosas.
-Ella lo sabe todo.

Me refería a Michelle y Alessia miro por encima de mi hombro haciendo una mueca.

-Ella probablemente quiera sacarme a patadas de aquí y la entiendo.

No dije nada y la quedé mirando con cariño.

-Tu siempre serás la primera Alessia y lo sabes, pero Michelle será la única en mi vida. Tú me enseñaste mucho y lo agradezco.

-Yo me tengo que ir.
-Puedes quedarte.
-No. Siento la mirada asesina de tu novia y créeme, quiero llegar a Italia viva.

Fruncí el ceño por su comentario y ella tapó su boca.

-Italia?
-Ups. - Rodó los ojos. -Me voy a Italia con mi hermano y de alguna manera quería dejar todo claro antes de irme.
-Pues ya todo está bien, y te deseo lo mejor entonces.

Metí las manos a los bolsillos del pantalón y sonreí.

-Gracias, por todo. Entonces, sin rencores?
-Sin rencores.- Hable tranquila y ella se acercó para dejar un delicado beso en mi mejilla y delinear mis labios con su dedo índice.

-Adiós Vanesa, espero me invites a tu boda.

Bromeó y asentí.

-Cuídate, y suena raro pero voy a extrañarte.
-Yo igual. Saluda a los chicos de mi parte.
-Lo haré, adiós.

Ella me dio una última mirada y se fue. Solté el aire retenido y me di la vuelta para entrar al jardín de nuevo.

-Que hacia esa mujer aquí?

-¡Jesús! -Me sobresalte y me di la vuelta para encontrarme con la mirada acusatoria de mi madre. -Madre, me has asustado.

-Te hice una pregunta Vanesa.

-Yo la he invitado.

Me encogí de hombros y ella río sin gracia.

-Ahora no sé quién es más cínica, si ella por venir o tu por haberla invitado.

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