Que susto tan agradable

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-Donde esta Mike?

David se me acercó.

-Salió hace un momento, dijo que iba con la señora Emma.

-Mi hijo estaba en peligro y Mike no está conmigo, gracias Dios.

Hablé sarcástica y subí al primer auto que encontré. Salí apurada haciendo rechinar las ruedas del auto y conduje como loca. Llegue a los pocos minutos y deje el auto mal estacionado, baje apurada y hasta creo que deje la puerta abierta, el colegio se veía relativamente vacío, uno que otro grupo de amigos, algunos padres con sus hijos y los profesores que aún rondaban los alrededores.

-Buenas tardes en que le puedo ayudar?

La secretaria creo yo, me pregunto y mire alrededor buscando a mi hijo.

-Vengó por mi hijo, Damian Ferrer.
-Oh, es usted su madre?

Dios, quise abofetearla en ese momento.

-No parece o qué?
-No, digo si, lo siento, él está en el salón de matemáticas, lo vi entrar hace un momento.
-Gracias, donde es?
-Siga este pasillo y busque la puerta que diga "Matemáticas"
-Ok.
-Disculpe.

Me detuvo y la mire impaciente.

-Hace unos minutos dos jóvenes preguntaron por él también.
-Dónde están?
-Hace un momento estaban por aquí, supongo que se debieron ir o no lo se.
-Está bien, gracias.

Ella asintió y camine por donde me indicó. Volteé a mirar y vi a David aparecer detrás mío.

-Viste a Ana?
-Si señora, la acabo de ver afuera con la pequeña, al parecer se le hizo tarde para venir a recoger a Damian.
-No me digas? ¿Enserio?

Hable sarcástica y encontré la puerta que buscaba, di dos golpes suaves y mire por la pequeña ventana que tenía en el centro. La profesora de unos 35 años se acercó y me abrió.

-Buenas tardes señora Ferrer.
-Hola, donde está mi hijo?

No me importó la falta de educación de mi parte, solo me importaba mi hijo en ese momento.

¿Y si lo hubieran secuestrado? ¿Y si le hubieran hecho algo a mi pequeño? No me lo perdonaría jamás, nunca permitiría que lo lastimaran de ninguna forma.

-Mami
-Hey monito, ven aquí estas bien?

Lo abrace fuerte y él me separó.

-Estoy bien ma, no me digas monito aquí, ya soy grande ¿no ves?

Sentí algo romperse dentro de mí pero no dije nada, sonreí y despeine su cabello.

-Claro, lo siento, nos vamos?
-Si.

Mi pequeño ya no era mi pequeño, ya no quería que le dijera su apodo favorito. ¿Estaba actuando como una madre psicópata y exagerada? No lo sabía, sólo sabía que mi hijo había crecido, y ahora sus intereses habían cambiado.

-Viste a esas personas?
-No he visto a nadie sospechoso, te dijeron algo más?
-Me preguntaron mi nombre, y dijeron que si era tu hijo y les dije que sí, luego ellos sonrieron y dijeron que te conocían.

¿Quién mierda pudo ser?

-Mm, no te dijeron nada más?
-No.
-Ok.
-Hablaban raro.
-Raro cómo?
-No lo sé, su acento era diferente. Me prestas tu móvil por favor?

Lo mire y sonreí, saque mi celular y se lo pase. Un pequeño empujón en mi hombro me hizo levantar la mirada y ver a un chico a mi lado. Gorra de rapero, pantalones de chándal negros, zapatillas deportivas y una camiseta negra que decía "I ❤ Colombia"

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora