Mano dura

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-Eh... Yo...- Alexa entre cerro los ojos y negó divertida.
-Maldita hija de puta te vas a casar! - Me abrazo de repente y mi cuerpo se tensó, respire hondo y me aparte con cuidado.

-Como lo sabes?
-No soy tonta

-Tenía pensado decirle a todos hoy en la noche.

-No te preocupes no diré nada, puedo ver que te regalo la idiota aquí presente? - Miro a Michelle y ella estiro su mano dejando ver el hermoso anillo.

-Joder, es hermoso. -Alexa habló admirada y Michelle sonrió. -Pues, felicidades.
-Lexa, no nos vamos a casar ahora, fue una promesa de que lo haremos algún día.
-Oh. Está bien.

Michelle se abrazó a mi torso y deje un beso en su cabeza.

-¡Lex! -Chris se nos unió y nos regaló una sonrisa antes de mirar a su hija. -Tu hermano acaba de llegar.

Eso sí que no me lo esperaba y la cara de Alexa lo confirmo.

-Que?
-Eso, acaba de llegar, está en el aeropuerto ahora mismo, tu madre y yo iremos a recogerlo, quieres venir?

Chris habló emocionado, pero Alexa estaba en trance.

Digamos, que su relación no era la mejor, desde pequeños fueron muy competitivos, y hoy en día lo seguían siendo, no solo en el ámbito empresarial sino también en lo amoroso.

Matías era guapo y todo un donjuán, las mujeres le llegaban fácil por ser atractivo, pero algunas se acercaban a él por Alexa. Cuando eran más jóvenes Matías se enamoró profundamente de una chica, pero lo que él no sabía era que ella estaba enamorada de otro, o más bien otra, Alexa.

La chica lo engaño con su propia hermana y fue algo que Matías no perdonó y desde ahí creció una rivalidad entre los dos hermanos. A Alexa no pareció importarle y disfrutó competir con su hermano. Ella pensaba que con el tiempo su hermano lo superaría por eso se animaba a ofenderlo y conquistar cada mujer que se le acercaba a su hermano. Una idiota, lo se.

-Lex... Lex.!

Alexa salió del trance y lo miro negando.

-Yo iba a salir con Bela a caminar un poco, vayan ustedes.

Entre cerré los ojos y negué divertida. Christopher se encogió de hombros y se fue.

-Mira ahora quien es la cobarde.

Murmuré y deje otro beso en la cabeza de Michelle quien me reprendió con la mirada y negó.

-Cállate idiota.

Alexa habló enojada y se fue.

Solté una risa y la vi casi arrastrar a Bela afuera.

-Creí que era hija única.

Michelle habló y empezamos a caminar cerca de la piscina.

-Para ser sincera la última vez que vi a Matías fue...- Me quedé pensativa. -Tres días después de que lo conocí. Desde allí no le he vuelto a ver.
-En serio?

Asentí e hice una mueca.

-Si bueno, no somos los mejores amigos, pero tampoco es que nos odiemos. Le he visto en revistas y algún programa de farándula, de resto nada más, es un tipo serio y muy responsable en su trabajo tiene 26 años y es soltero, es lo único que sé.

Me encogí de hombros y la miré, ella sonrió y llegamos hasta la mesa donde ella tomó un plato de pastel y me ofreció. Negué y tome una copa de champán.

-Crees que Alexa vaya a estar bien con su hermano aquí?

-No lo sé. Depende de cómo la trate Matías, si viene armado para atacar, Lexa no se quedará callada y atacara también.

Michelle asintió y dejo su plato a un lado, me quito la copa y paso sus brazos por mi cuello para acercarme y besarme. Tarde un poco para corresponder y la abrace por la cintura.

-Y eso porque ha sido?

Pregunte separándome un poco para mirarla.

-No lo sé, supongo que te extrañaba, es todo.

Sonrió como solo ella sabe hacerlo, y mi corazón se aceleró, esa sonrisa me encantaba, me volvía loca y me hacía enamorarme más de ella.

Reímos y Damian llegó corriendo hasta nosotras.

-Mami Michelle.
-Dime tesoro.
-Ya puedo abrir los otros regalos?

Él habló aburrido y acaricié su cabeza.

-Claro que si campeón, que tal si entramos y te ayudamos a abrirlos?
-Sii!
-Iré por Sofí entonces.
Asentí y tome la mano de Damian para entrar.
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-Ma?
-Mmm
-No crees que son muchos regalos?

Aparte la mirada del celular.

-Pienso que son pocos en realidad, te mereces la tienda entera amor. -Sonreí pero él no lo hizo.-Venga hijo, son tuyos, no estabas emocionado por abrirlos?
-Son muchos.
-Y son todos tuyos campeón. Anda ya ábrelos.

-Puedo esperar a mami Michelle?
-Pero claro que si monito, no tienes que preguntar ni pedir permiso.

Él asintió y se sentó en el sofá mientras Michelle llegaba.

-Wow. -Michelle apareció con mi madre y Sofí que venía dando pequeños pasos y apenas me vio corrió  y la cargue sonriendo. -Que es todo esto? -Señalo los regalos y se sentó junto a Damian. -Son tuyos?

Pregunto y le hizo cosquillas.

-Son muchos ¿verdad?

Seguía preocupado por la cantidad y Michelle me miro.

-Y eso que mami no te ha dado el de ella.-Damian me miro y sonrió.
-Venga ya ábrelos.

Mi madre se sentó junto a Michelle e íbamos mirando cada uno de los regalos que Damian iba abriendo. Habían demasiadas cosas, ropa, juguetes, autos a control remoto, edredones, mas juguetes y uno que lo dejo con la boca abierta.

Una jodida consola Xbox, con casi cien juegos de todo tipo. Y eso no era todo, había también una Tablet gris marca Apple y unos audífonos. Todo el paquete decía "De tu tía favorita" y no había que ser adivino para saber quién fue.

-Alexa...- Michelle susurró tapando su cara y reí. Mi madre seguía seria, pero le reste importancia, supongo que ya se le pasará.

-Ma, sueño.
Baje la mirada a mi regazo y vi a una somnolienta Sofí.
-Eres un osito perezoso eh.

Ella río y paso sus manos por mi cuello para recostarse allí.

-Subiré a dormirla, ya vuelvo.

Me levante y las deje ahí.
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Michelle
Apenas Vanesa se perdió por el pasillo la señora Duncan habló.

-Nunca me he metido en la vida de Vanesa, pero lo que hizo anoche me ha dejado desconcertada.

La mire y suspire.

-Cariño, ¿quieres ir arriba con mami y ensayar la tablet?

Hable con cariño y el asintió tomando la caja y desapareciendo también.

-Lo que hizo ha cruzado todo tipo de límite, lo sé, pero hemos hablado y arreglado las cosas.
-No crees que fuiste muy ligera al momento de perdonarla?

La mire confundida y ella sonrió con calidez.

-Vanesa es diferente, y lo sabes, creo que debiste ser más dura con ella.

-Yo...

-No me gusta ser dura con ella pero hay ocasiones que lo ameritan. Si no la corregimos seguirá cometiendo errores.
-Lo sé.
-Debes saber también que va a cometer errores una y otra vez.
-No es perfecta.
-No digo que lo sea. Digo que debes tener mano dura con ella, de lo contrario arruinara las cosas sin darse cuenta y saldrán lastimadas.

-No lo hará de nuevo.
-Eso espero, ya ha tenido demasiadas cosas encima.
-Pero seguiré tu consejo gracias.

Sonreímos al tiempo que la puerta principal se abría y entraba Christopher y Natalia y más atrás entraba un hombre. Y vaya hombre.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora