Lo prometo

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Michelle
Después de terminar la llamada con su padre Vanesa casi arroja su celular contra la pared. Sabía que entre los dos las cosas estaban tensas, su padre quería que ella estuviera todo el día todos los días en la empresa y Vanesa había aceptado hasta cierto punto, luego se había cansado y lo había mandado todo al carajo, cosa que yo apoye ya que eso podría afectar su salud. Ahora ella trabajaba, claro que lo hacía, pero trabajaba de siete a cuatro de la tarde, luego iba a casa y como llegaba cansada se iba a dormir, unos días eran así y otros simplemente  llegaba y jugaba con mi hija hasta tarde para luego hacerme el amor, cosa que me encantaba.

Pero ahora la veía decaída y todo era a causa de la pelea que tenía con su padre.

Sin decir nada se sentó de nuevo y Sofí gateo hasta ella, sonrió y la cargo abrazándola susurrando algo que su oído.

-Voy al baño. -Bela hablo y Alexa se levantó también, Vanesa entre cerró los ojos y negó divertida.

-Estas bien? - Pregunte cuando se habían ido y sus hermosos ojos se encontraron con los míos.
-Estoy mejor.- Señalo a Sofí y sonreí.
-Estoy aquí, estoy contigo. ¿Lo sabes verdad? - Pregunte dando a entender que podía hablar conmigo.
-Lo sé, y gracias.- Estiro su mano y tomo la mía para acariciar.

-Qué pasó con la mudanza? - Pregunte ya que ella insistía en mudarse, pero hasta ahora no había movido un solo dedo para hacerlo.

-De eso quería hablar también, pero primero debes conocer a alguien.

La curiosidad me estaba matando, ¿quién era ese "alguien" tan misterioso del que Vanesa tanto hablaba? Un timbre sonó y escuchamos pasos apresurados correr por los pasillos del orfanato.

-Ya es hora. - Ella se levantó y entrelazo su mano con la mía para empezar a caminar, Sofí iba en su otro brazo jugando con el cuello de su chaqueta y el semblante de Vanesa era relajado, me quede viéndola como idiota y detallando cada parte de su perfecto rostro, era tan hermosa. Que afortunadas eran las mujeres que habían pasado por su vida, pero más afortunada yo que tenía su corazón y su amor.

Seguimos caminado en silencio y entramos al enorme comedor donde las risas y el escándalo de los niños se hacían presente. Sofí se quedó observando todo con curiosidad y con Vanesa nos miramos y sonreímos.

-Señora Ferrer buen día.
-Buen día.- Vanesa respondió amablemente.
-Buen día señorita.- Ella me saludo y correspondí lo más amable que pude.

-Supongo que viene por Damián. - Damián? Quien era Damián?
-Así es, puede decirme dónde está? No lo veo aquí. - Ella miro alrededor con el ceño fruncido buscando al recién nombrado.

-Él está en la habitación en este momento, ya sabe cómo es.
-Iremos por él entonces.
-Desea que las acompañe?
-No es necesario gracias.- Vanesa me miro y pude ver cuán brillantes estaban sus ojos, me regalo una tierna sonrisa y empezamos a caminar. Me dejé guiar ya que no sabía a dónde íbamos y de repente me sentí nerviosa y muchas preguntas me atacaron.

-Cuando estabas en Boston. - Vanesa empezó a hablar interrumpiendo mis pensamientos. -Conocí a un pequeño que se robó mi atención, hablamos un poco y me mostró sus dibujos. - Hablaba con orgullo y sentí un nudo en mi garganta. -Él había dibujado algunos de mis autos, eran dibujos perfectos, dignos de un buen artista, pero en este caso el artista era él, con solo 7 años dibuja como todo un profesional.

Nos detuvimos frente a una puerta y Vanesa suspiro sin mirarme.

-Está aquí porque sus padres lo maltrataban y su historia de cierta manera me recuerda a mi cuando pequeña.

Dio un paso adelante y antes de abrir la puerta me miro con temor y habló.

-Quiero que lo conozcas y me digas si quieres que forme parte de nuestra familia. Abrí la boca sorprendida pero no dije nada, entre despacio y me encontré con un hermoso niño parado frente a nosotras. Me quede mirándolo y mi corazón latía rápido, tanta información de golpe me haría tener un infarto.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora