Que he hecho?

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Narrador X
X: Oh Dios!... Si así...
X: Te gusta?
X: Me encanta, no pares por favor....Ah! ¡Se siente tan bien, ah! Si, si así...
X: Vamos nena, vente para mí...
X: Ahh Vanesa!!

Los cuerpos sudados y desnudos de ambas mujeres cayeron en la cama con la respiración agitada.

X: Eso fue... Wow.- La mujer hablo mientras se recostaba en el pecho de la empresaria, empezando a hacer caricias por su marcado abdomen y subiendo su mano hasta su pecho, pero la mano de Vanesa la sujeto por la muñeca y la alejo, se levantó y empezó a buscar su ropa.
X: A dónde vas? Creí que ibas a quedarte.- La empresaria término de vestirse y se dio la vuelta.
X: Es solo sexo.- Y sin más, abrió la puerta y salió.

Habían pasado dos semanas y la rutina de la empresaria era la misma. Iba a la empresa, se encerraba en su oficina, ignoraba a todo el mundo y siempre salía a las cuatro en punto. Se iba a un bar, buscaba a una mujer y tenían sexo por horas. Luego de eso, la empresaria se iba a su Penthouse y lloraba en silencio por ser una idiota, bebía y fumaba por lo que quedaba de la madrugada para luego caer casi inconsciente en cualquier lado de su casa. Vanesa había perdido el rumbo de su vida.

Pero ese día fue la excepción.

Vanesa se levantó y miro a su alrededor, botellas de vodka por todos lados y colillas de cigarrillos decoraban su Penthouse. Escuchó el sonido del elevador y vio a su nana entrar. Ella hizo una mueca y se acercó a la empresaria.

-Mira nada más como estas.
-No quiero escucharte nana.
-No puedes seguir así. Tu madre vendrá en un rato y no creo que quieras que te vea así.
-Que? A qué viene Marcela?
-Hoy es el aniversario del orfanato, lo olvidaste?

Vanesa no escuchó más y empezó a levantar las botellas para tirarlas a la basura.

-Ve a darte una ducha que la necesitas, yo me encargó de esto.
La empresaria asintió y entro al baño. Se miró en el espejo y lo primero que noto no fue su cicatriz, esta vez notó las enormes ojeras y su piel más pálida que de costumbre.

-Mierda- Murmuró antes de entrar a la ducha.

Vanesa
Sentí el agua corriendo por mi cuerpo y cerré los ojos. Recordé las muchas mujeres que habían tocado mi cuerpo y por primera vez en la vida sentí asco de mi misma. Asco de saber que algo tan sagrado para mí, había estado en manos de cualquiera.

Recordé, el por qué lo había hecho. Michelle...

Mi secretaria me estaba volviendo loca. Cada vez que pasaba para mi oficina la veía disimuladamente y me deleitaba con su belleza. Suspiraba en silencio y me encerraba como una cobarde. La verdad era que, me era imposible concentrarme cuando la veía a través del ventanal que daba de mi oficina a su puesto de trabajo. Ella no lo notaba y eso era una gran ventaja para mí, podía verla todo el día sin cansarme. Me gustaba ver su sonrisa cuando hablaba con alguien o sus gestos cada vez que hacia algo. Pero la vez que la vi haciendo su rol de madre me impacto demasiado.

Flashback
Días atrás

Traté de leer por segunda vez los documentos de mierda sobre algo que no entendía, pero me fue imposible y los lance encima del escritorio frustrada, puse mi mano encima del escritorio y recargué mi barbilla en ella mirando a través de la ventana.

Bela y mi secretaria estaban conversando animadamente, parecían emocionadas hablando de algo y cuando me di cuenta, la sonrisa de mi secretaria creció y su rostro se iluminó.

Me quede confundida y miles de preguntas vinieron a mi mente. ¿Tal vez era su novio? Nunca me había puesto a pensar si vivía con el padre de su hija, pero el solo pensamiento hizo que mi pecho doliera.

Esperé la llegada de su pareja y me sorprendí cuando vi a una mujer mayor llegar hasta ellas con un pequeño bulto en su pecho. Michelle se levanto de inmediato y abrazo a la mujer para luego tomar el pequeño cuerpo en sus brazos y abrazarlo contra su pecho.

Mi corazón dio un vuelco y sin pensar, se me escapó una sonrisa al ver a la joven madre alzar a su hija y bajarla para luego llenar su cara de besos. La bebé sonreía cada vez que su madre la elevaba y la bajaba constantemente. Seguí sonriendo y me di cuenta de la situación.... Borre mi sonrisa y cambie mi expresión.

Fin Flashback
Después de eso había corrido a emborracharme y tener sexo salvaje con una rubia extraña para quitar de mi mente la imagen de madre e hija. Lo cual fue estúpido porque termine llamando a la rubia por el nombre de mi secretaria. Auch.
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- ¿Estas lista?

Asentí y salimos.

-Estas bien?- Preguntó Marcela mientras me subía a su Jeep blanco.
-Si, por qué?
-No lo sé, estas extraña.- La mire confundida y me encontré con su preocupada mirada.
-Estoy bien.- Respondí mientras me encogía de hombros y encendía la música.
-Puedes hablar conmigo si quieres.
-Ya te dije que estoy bien si? Tranquila - Sonreí lo mejor que pude y me concentré en la Tablet. La escuche suspirar y me sentí como la mierda por mentirle.

¿Pero que le iba a decir? ¿Qué me estaba volviendo loca por culpa de mi secretaria? ¿Y que para despejar mi mente me emborrachaba y fumaba hasta perder la conciencia? No gracias.

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Michelle
-Michelle muévete. Deja de arreglarte tanto.- Escuche decir a mi mejor amiga y salí.
-Ya está, ya está.- Me acerque y tome a Sofí en mis brazos para salir del departamento.

- ¿Has llamado el taxi? - Pregunte cuando llegamos abajo y Bela asintió.

Cuando llegamos al orfanato vimos la hermosa decoración y entramos.

-Michelle! - Me di la vuelta y me encontré con mi madre.
-Hola mamá, como van las cosas por acá?
-De maravilla hija, estamos esperando que llegue la señora Duncan para iniciar.
-La señora Duncan? 
-Ella es la dueña del orfanato. Bueno en realidad es una importante diseñadora de modas, pero ayuda a orfanatos y a niños sin hogar -Asentí y busque a Bela.
-Donde esta Bela? - Pregunté confundida y escuche a Sofí balbucear.
-Ya sabes cómo se pone cuando viene aquí. Pero ven, entremos.

Me deje guiar por mi madre y entramos a un salón enorme decorado y con asientos, los cuales estaban ocupados en su mayoría.
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-Muy bien, gracias por estar aquí y sin más preámbulos, demos la bienvenida a la mujer por la cual hoy estamos aquí. Recibamos con un caluroso aplauso a Marcela Duncan.

La directora del orfanato habló emocionada y recibió a la mujer elegante quien subió a la tarima acompañada de.... Oh Dios tiene que ser una broma.

-Buenos días a todos y a todas. Quiero darles las gracias por estar aquí hoy y hacer de este día, uno especial para mí y los niños de este orfanato. - Ella siguió hablado y yo fije la mirada en la mujer que había a su lado.

Pantalón ajustado color negro y un pequeño rasgado en las rodillas, camiseta corta del mismo color que dejaba ver un poco de su marcado abdomen, chaqueta de cuero, zapatillas deportivas y para completar su atractivo atuendo, gafas oscuras. Había alguien más perfecto en el mundo?

Vanesa Ferrer estaba parada junto a la señora Duncan, y tenía una encantadora sonrisa en su rostro. Se llevó la mano a su pelo suelto y lo acomodo a un lado de la manera más sexy que había visto.

El gran salón se llenó de aplausos y vi a mi jefa aplaudir de manera delicada para luego pasar frente al micrófono y empezar a hablar.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora