Que irresponsable

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Vanesa
-Tu.

Michelle señalo a Alexa y esta borró su sonrisa.

-Devuélvele el anillo y tú.

Me miro y pase saliva.

-Nos vamos ahora.
-Pero...
-Sin peros Vanesa Ferrer, nos vamos y se acabó.

Rodé los ojos y negué.

-Como digas amor.
-Pero que gobernada.

Alexa se burló y me pasó el anillo.

-Alexa.

Bela la llamó y la miro.

-Dime bebé?
-No vas a quedarte aquí, nos vamos también.
-Pero bebé...
-Nos vamos y punto.
-Está bien amor, nos vamos.

Solté una carcajada y la miré.

-Que decías Peyton?
-Cállate.

Salimos del club y esperamos que trajeran los autos.

La Range Rover llegó y Sandra, Kevin y Michelle subieron.

Mi Ferrari llegó y Bela subió dando un portazo.

-Oye cuidado con el auto.

Le reclame y me miro mal.

-Mujeres.

Alexa murmuró y asentí.

-Vamos a mi Penthouse, es temprano aún.
-No gracias, Bela me dejara sin sexo durante semanas si lo hago, te veo mañana, descansa.
-Está bien, conduce con cuidado.
-Lo mismo, saludos.

Nuestra borrachera se había ido, no del todo, pero maso menos. Al menos estábamos aptas para conducir.
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-Estas enojada?

Pregunté a Michelle y me detuve en un semáforo.

-Obvio no, ¿cómo crees? Hasta te voy a dar un premio por tu comportamiento esta noche.

Habló fingiendo emoción y la mire un segundo.

-Me estaba fastidiando.

Me defendí y ella rio sin gracia.

-De no haber sido por la brillante idea de Alexa, nada de esto estuviera pasando.
-A mi me pareció genial, verdad Kevin?
-No sé de que hablas pero si.
-No le veo nada de genial golpear a un tipo tres veces más grande que tú, y que si te hubiera lastimado?
-Pues te hubiera tocado criar a pequeño ángel sola, digo, es obvio no?

Bromee y en un segundo la tenía sobre mi golpeándome con su bolso.

-¡No es gracioso Vanesa!
-Lo siento, pero... Auch! no me pegues más... Auch! Amor, tranquila.
-Eres imbécil.
-Amor lo siento.
-No quiero escucharte.
-Pero...
-Cállate y conduce.

Obedecí y di una mirada al espejo retrovisor donde Kevin y Sandra me miraban sorprendidos.

-El embarazo y esas cosas.

Michelle bufó a mi lado y seguí conduciendo. Por Dios.
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Cuarto mes de embarazo

Entré a mi habitación terminando de apuntar mi camisa y encontré a Michelle parada frente al espejo solo en bragas y sujetador.

-Que haces?
-Observar.

Habló suavemente y puso sus manos en su notable barriga.

-Todo bien?

Espere que me respondiera con un ¿"Crees que estoy gorda?" Ya saben, la típica pregunta de una embarazada a su marido, pero no.

-Es hermoso sentir que cada vez crece más.
-A mí me parece hermoso sentir que dentro de poco estará con nosotras.

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