Llegó el momento

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Vanesa
Apenas habían pasado dos días desde que llegue a casa y todo era diferente. Todos estaban pendientes de mi, pero me sentía sola, vacía, como siempre me había sentido. Quien iba a pensar que la que fue la mejor noche de mi vida con Michelle se vería arruinada por los demonios del pasado que me perseguían.

¿De que servía tener dinero si no tenía cariño? ¿De qué me servía ser reconocida mundialmente si estaba sola? De que me servía tener una cara bonita, si las personas se fijaban en mis actos y en la mierda de persona que soy.

A lo largo de mi vida, los retos y las dificultades parecían superarme, pero siempre salía victoriosa, pero ahora solo quería dormir y renunciar a todo.

-Señorita sus padres la están esperando en la sala. - Nana hablo suavemente. Yo estaba en pijama así que escapar no era una opción. Salí arrastrando los pies y cuando llegue a la sala me tire sin cuidado en el sofá. Había llegado el momento de la verdad.

-Cómo vas? - Ricardo fue el primero en hablar y suspire.
-Igual. - Respondí sin ánimos y ellos se sentaron frente a mí, se tomaron de la mano y me miraron.
-Primero que todo, lo sentimos mucho.- Lo mire sin expresión y lo anime a que continuara su largo discurso.-Quiero que sepas y tengas presente que te amamos por encima de todas las cosas y jamás, escúchame bien hija, jamás te lastimaríamos.

Aparte la mirada y respire hondo.

-Eres nuestra pequeña, lo más importante y valioso que tenemos, lo supe desde el día en que te conocí, y te traje conmigo.

Cerré los ojos y me obligué a apartar los recuerdos.

-Te vimos crecer y madurar, te vimos reír, pero también te vimos llorar en silencio por largas noches. Te vimos regalarnos una sonrisa o un simple apretón de mano, pero también te vimos apartarnos de tu vida y tirarnos lejos de ella. Te vimos caer, pero estuvimos allí para levantarte y ahora te estamos viendo triunfar, manejando nuestro imperio con madurez y responsabilidad. Por qué si de algo estoy seguro en la vida, es de que, aunque no lleves mi sangre, tu eres una Ferrer, eres mi hija y eso nunca cambiará.

Marcela lloró a su lado y mire a la pared controlando las ganas de llorar. Me mordí el labio y apreté los puños.

-Quiero saber cómo ellos se enteraron de mí y como después de quince años tienen el descaro de aparecer. - Cambie de tema ya que ese era el motivo de su visita. Y por más que me doliera abrir heridas del pasado tendría que hacerlo.

Ricardo respiró hondo antes de empezar a hablar.

-Todo empezó cuando viaje Japón. Recibí una llamada del orfanato donde estuviste y me dijeron que había problemas. Viaje a Colombia de inmediato y me entere de que un familiar te estaba buscando, le exigí a la directora que no diera ninguna información de ti a nadie, mientras yo hablaba contigo, pedí a los escoltas que investigaran de quien se trataba y ellos se infiltraron en el orfanato buscando información de la persona que te buscaba. Días después las cosas se salieron de control y uno de los escoltas infiltrados hablo de más, te nombró y te relaciono con la persona que posiblemente estuvieran buscando, el muy imbécil se enamoró de una joven que venía a acompañar a una señora por información tuya, se enamoró y término contándole todo a esa joven.

-Quien fue? - Sé que no venía al caso pero quería saber quién fue el maldito idiota.
-Vanesa...
-No lo repetiré.
-Jason.- Me levante de golpe y arroje lo primero que encontré.

-Se supone que estaba despedido!- Grite y arrojé otro florero.
-Nunca supe porque lo despediste así que le pedí que trabajará para mí.
-Se acostó con Alyson! ¡El hijo de puta se metió en su cama días antes de la estúpida boda de mierda!
-Yo no sabía, lo siento mucho.
-Entonces ese hijo de puta fue el culpable de esta mierda? - El asintió. - Quiero que lo hundas, destrúyelo o me encargare de matarlo con mis propias manos.

-Ya lo hice, me encargué personalmente de ello.

Camine de lado a lado intentando atar cabos sueltos.

-Mencionaste a una joven, quién es?- Él se sentó de nuevo y abrazo un momento a Marcela.
-Se llama Sandra. Es tu prima.

Sandra... Entonces la mujer que me está buscando es....

-Es una tía tuya quien fue por información. - Me leyó la mente y mi cerebro proceso información.

-Entonces el hombre del orfanato no...
-Él si es tu hermano.
-Como se enteró de que yo vivía acá?
-Él no sabía nada de ti, pedimos que lo investigaran y solo encontramos que es un desempleado que vino a cumplir el "sueño americano"

-Pero... Él parece que me conociera....
-No lo hace, puede que le seas familiar, tus ojos son similares a los de él.
-Fue por eso que reaccionó así cuando escuchó mi nombre.- Recordé su actitud en el orfanato y ahora empezaba a tomar sentido.

-Tu sabes quién es él, pero él no sabe quién eres tu.- Ricardo habló tranquilo y negué.
-Pronto lo sabrá. A Michelle pareció agradarle y hasta intercambiaron números.
-Michelle no haría algo que pudiera perjudicarte.- Marcela hablo por primera vez.
-Confió en ella, en quien no confió es en ese bastardo.

Hubo un silencio incómodo y tome el teléfono marcando el número de Michelle.

-Hola... Estoy bien, no pasa nada... ¿Te gustaría venir? necesitamos hablar... Estas ocupada... ¿Dónde estás?... ¿Con quién? - No quería sonar molesta o controladora, pero ni modo. - Necesito verte Michelle y si no vienes iré a buscarte.- Sonreí cuando ella me respondió enojada.- Tú te lo buscaste.- Colgué y tire el teléfono.

-Algo más que deba saber? - Pregunte sarcástica y ellos negaron. - Perfecto.

-Hija.-Marcela me detuve.- Perdónanos por favor.
-No hay nada que perdonar.- Hable seria y su semblante cambio.-Gracias por ser honestos conmigo, pero ahora las cosas dependen de mí no es así?- Ellos asintieron.-Entonces me encargare de ello. Gracias. - Hable sincera y había algo más que decir. - Soy una Ferrer y eso jamás cambiara, no importa lo que pase, siempre seré Vanesa Ferrer Duncan, y ustedes siempre serán mis padres, los únicos, y los verdaderos. - Termine de hablar y vi sus rostros emocionados al tiempo que limpiaban sus lágrimas.- Ahora debo buscar a Michelle y hablar con ella.- Nos despedimos y me fui a mi habitación con la mente más tranquila y el corazón más limpio, me arregle y fui a buscar a la mujer de la cual estaba enamorada, y que por ningún motivo dejaría ir.

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