Vanesa
No recuerdo haber llorado tanto en la vida, no recuerdo haberme tragado tantos gritos, no recuerdo haber sido tan estúpida, no recuerdo haber sentido tanto dolor desde aquel día en que en mi casa las cosas se salieron de control y resulte en el hospital.Lo único que recuerdo y tengo clavado en la mente es la mirada de horror de Michelle y el grito de Damián. Yo había intentado.... Recordar me duele y sé que ella está peor. Ella tendrá miedo de mí y con justa razón. Esa no era yo, estaba borracha, pero sé que no es excusa para lo que hice o intenté hacer.
Después de dormir en la bañera, con ropa y zapatos, salí mojada y hecha mierda del Penthouse a eso de las seis de la mañana. Me dolía el cuerpo gracias a la posición que había tomado para dormir en la bañera, mi cabeza dolía y no sabía si era por la resaca o por los acontecimientos recién pasados.
El parqueadero estaba vacío (no había escoltas) cosa que agradecí. Tomé el primer auto que encontré y salí rumbo a la empresa.
Cuando llegué, los empleados que madrugaban me miraron con sorpresa y se acercaron a mi preocupados.
-Señora Ferrer se encuentra bien?
-Dios mío, que le ha pasado?Los ignoré y me fui al elevador. La ropa mojada se me pegaba al cuerpo y tenía escalofríos, genial, lo único que me faltaba, enfermarme.
Llegue a mi oficina y me asuste cuando vi a Taylor frente a mí con un café en la mano.
-Buenos días señora, ¿madrugo hoy eh? - Ella hablo sonriendo y me quede mirándola. -Y veo que no se le pegaron las cobijas sino la ducha. - Bromeó mirándome de arriba abajo y rodé los ojos tirando el maletín a no sé dónde.
-Gracias pero odio el café, puedes retirarte.- Hable grosera y me senté en la escritorio encendiendo el portátil.
-Necesita algo?
-Ropa y algo para el dolor de cabeza.- Hable sin mirarla y la vi salir de prisa. Apreté los puños para mantenerme fuerte, pero me era imposible.Idiota. Idiota. Idiota.
Lo había jodido todo hasta el fondo. Michelle tomaría sus cosas y las de Sofí y se iría lejos de mí, Damián volvería al orfanato y quizás me odie también. No sabía dónde estaba mi celular y tampoco es que me importara.
Las imágenes de la noche anterior volvían a mi mente una y otra vez, recordándome lo estúpida que fui y aumentando mi dolor de cabeza.
Sentí algo tibio bajar por mi mejilla y llevé mi mano para limpiar rápidamente. Quería llorar, quería gritar y sacar todo lo que llevaba adentro, pero no quería hacerlo aquí, no con mi secretaría a unos metros de distancia.
La puerta se abrió y Taylor entró con dos bolsas, las dejo encima del escritorio y hablo.
-Fue lo único que Simón consiguió señora.
-Está bien.------------
Me deje consumir por el trabajo para despejar mi mente y pareció funcionar. A las ocho en punto Taylor llego con mi desayuno y le agradecí.Comí lo más lento que pude y miré a la nada.
El teléfono sonó y pegue un brinco.
-Que. - Respondí sin ánimos.
-Su padre acaba de llegar y dice que la espera en la sala de juntas.
-Ok. - Deje el teléfono a un lado y me lleve las manos a la cara, mi día no podía ir más horrible.Me levante pesadamente y deje el desorden en el escritorio, tome mi abrigo y me lo puse para sentir calor. Salí de la oficina como un zombie y arrastré los pies hasta la sala de juntas.
-Buen día.- Saludo apenas entre y me senté.
-Hola. - Que tenia de bueno el puto día?
-Te ves...
-Horrible, lo se.- Respondí por él y lo vi mirarme con tristeza.
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Quédate
General FictionVanesa Ferrer es una prestigiosa y exitosa empresaria. Esta rodeada de lujos, poder y sensualidad, pero como toda persona, guarda secretos y un pasado oscuro y desgarrador, lo que la ha llevado a convertirse en una mujer fría y sin sentimientos... O...