Damián

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La fiesta era buena. Habían niños corriendo de lado a lado, otros estaban jugando, otros comiendo, otros mirando los regalos que había en las mesas, regalos que me había encargado de comprar, estaba realmente comprometida con el orfanato y con todos los pequeños que allí vivían.

-Quieres jugar con nosotros? ¡Por favor por favor! - Un grupo de niños se acercaron a la mesa donde estaba y me rogaban que fuera con ellos, reí cuando entre tres niños me tomaron de las manos y me halaron. Amanda y Sandra hablaban cómodamente con mi madre y cuando vieron la escena se rieron y alentaron a los niños para que me llevaran, por supuesto no me iba a negar, así que con una sonrisa en mi cara fui al patio a jugar.
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Pare de jugar un momento cuando mi celular sonó y en la pantalla aparecía en nombre de mi chica, aun jadeante por la actividad física me aleje de la cancha para contestar.
Narrador X
-Hola mi amor! - La empresaria saludo agitada y alegre, Michelle frunció el ceño al escuchar su voz y respondió.

-Hola, ¿estás bien? - Preguntó extrañada.
-Sip, como están ustedes? Todo bien?
-Estamos bien.
-Donde está mi princesa? ¿Puedo hablar con ella? - Michelle sonrió bobamente y se mordió el labio.
-Lo siento, está dormida, salimos a comer algo y recorrer la ciudad, llegó agotada.
-Entiendo, dale muchos besos de mi parte cuando despierte.

-Lo haré, ¿qué estás haciendo? Suenas agitada.- Se regañó por el tono de voz que utilizo y la empresaria frunció el ceño.
-Oh... Bueno, estaba jugando al fútbol con los niños del orfanato.
-Jugando al fútbol?

-Sep. Deberías estar aquí, son adorables - La empresaria sonrió emocionada, pero Michelle permanecía en silencio.

-Estas bien? - Vanesa preguntó al notar el silencio al otro lado de la línea.
-Lo estoy, quería decirte que presente el examen y dijeron que mañana me darían respuesta, lo que quiere decir que te veré mañana en la noche.
-Oh, está bien, deseo que te hubiera ido muy bien.
-Gracias.

Otro silencio incómodo.

-Bueno, debo colgar, estos niños quieren golpearme.- Rio y Michelle suspiro.-Hablamos luego, te quiero.
-Yo a ti, cuídate

Se dispuso a volver al juego, pero se detuvo apenas vio algo que llamo su atención, un pequeño la miraba fijamente, estaba sentado en la escalera de la entrada al patio de juegos y tenía sus brazos apoyados en sus rodillas con las manos en su barbilla, la empresaria se le quedo viendo fijamente y todo a su alrededor pareció desaparecer, un sentimiento extraño lleno su pecho y sin pensarlo dos veces camino hacia el pequeño.

-Hey tu - Habló suavemente frente a él - Puedo sentarme?

El pequeño agacho la mirada, pero movió su cabeza en forma de aceptación.

-Bien, ¿cómo te llamas campeón? - El aura de tranquilidad seguía y la empresaria no entendía que pasaba.
-Hola - El pequeños susurró pero no levanto la mirada.
-Oh, claro, hola - La empresaria hablo torpemente y miro al niño quien en ese momento levanto la mirada y sus ojos se encontraron, unos preciosos ojos verdes esmeralda miraron con atención a unos pequeños ojos claros. La empresaria observo detalladamente cada rasgo del niño, sus ojos claros, casi verdes, su cabello castaño oscuro, su pequeña nariz y una mancha morada que arruinaba su delicado rostro.

-Eh Damián! ¿Quieres jugar? - Unos de los niños grito llamando la atención del pequeño.
-Damián...- Vanesa susurró sintiendo como su corazón se aceleraba al pronunciar esa palabra.

Lo miro y vio como negaba y agachaba la mirada. El pequeño de repente se levantó y salió corriendo adentro, la empresaria sintió un vacío al verlo desaparecer por la puerta y se quedó asimilando lo que acababa de pasar.

-Niños! ¡Pasen al comedor! - Martha, la directora grito y todos los niños entraron corriendo mientras reían y jugaban, la empresaria tuvo que levantarse rápido antes de que la estampida de niños pasará por encima de ella.

-Todo bien? - Alexa llegó a su lado.
-Si, por qué?
-Pareces ida - Vanesa recordó al pequeño y su corazón se agito, llevó su mano y masajeo la zona.-Eh, que pasa? ¿Te sientes mal? -Alexa hablo preocupada y Vanesa negó.
-Estoy bien.
-Vamos hermana, estás pálida.

-No pasa nada, estoy bien.
-Voy a llamar a Marcela.
-No! Estoy bien, no seas dramática.

Alexa suspiro y la siguió adentro.

Vanesa
No sé porque pero apenas entre al comedor automáticamente busque con la mirada al pequeño de hace un rato, ese pequeñín me había atrapado, no conocía su historia ni nada acerca de él, pero en el fondo sentí una rara conexión entre ambos, algo parecido a lo que había pasado con Sofí, es extraño que tenga conexión con todos los niños? o solo con ellos dos? ¿Qué mierda me pasa?

Me fije Martha quien contaba disimuladamente los niños sentados en el gran comedor, recorrió el lugar y frunció el ceño, seguí su mirada y los observe a todos, faltaba uno, y con Martha buscábamos lo mismo. Ella llamo a una de las ayudantes y mis pies tomaron vida propia  caminando detrás de ella, habia algo que me decía que ese pequeño quería verme de nuevo. ¿Raro verdad?

-Oh, señora Ferrer, ¿necesita algo? - Ella notó que la seguía y se detuvo.
-Donde va? - Ella me miro confundida y la cara de idiota que yo tendría en ese momento era épica -Lo siento, me refiero a...
-Falta un niño, voy a buscarle.
-Ok.

Ella sonrió divertida, pero con duda ya que me quede parada mirándola.

-Se siente bien?
-Si.
-Claro....- Habló fingiendo y abrió la puesta frente a ella.

La escuche hablar y sin pedir permiso entre a la habitación, era un cuarto grande con cinco pequeñas camas bien ordenadas, las paredes estaban llenas de dibujos, dando una imagen infantil y hermosa al lugar, dos escritorios y dos ventanas grandes, en la cama del rincón había un pequeño sentado quien me miraba atentamente.

Varios recuerdos asaltaron mi mente y suspire.

-Damián, es hora del almuerzo.

La joven hablo, pero el niño solo me miraba a mí. Me fijé en su pómulo y sentí un nudo en la garganta.

-Damián...

La joven volvió a susurrar y se acercó a él. El pequeño la miro con miedo y se alejó de ella, fruncí el ceño y me acerqué también.

-Vaya afuera, yo me encargo - Hable con autoridad y ella se apresuró a salir, la ventaja de ser la hija de la dueña.
El pequeño me miro de nuevo y relaje mi rostro.

-Puedo? - Pregunte señalando la cama y el asintió. -Damián verdad? -El volvió a asentir. -Yo me llamo...
-Vanesa. - Su tímida voz pronuncio mi nombre y sonreí confundida.
-Como lo sabes? - Él agacho la mirada y me acomode en la pequeña cama para mirarlo mejor.

-Tu sales en la tele siempre.

Respondió con timidez y sonreí.

-Bueno, un gusto conocerte entonces.
-Tienes autos muy bonitos, son como los de las películas que veo. - Levante una ceja y mi sonrisa creció.
-Te gustan mis autos?
-Si...- Su respuesta fue apenas audible. Se levantó y busco algo debajo de la cama, encontró lo que buscaba y puso encima de la cama una cajita de color verde claro.
La abrió y me paso unas hojas con lo que parecían ser dibujos. Las tome con cuidado y observe detallándolos.

Vaya sorpresa que me lleve al ver el primer dibujo. Allí estaba plasmado mi Lamborghini, cada detalle era perfecto, y no parecía ser un dibujo de un niño de 7 años.

-Tú lo has hecho? - Él asintió avergonzado y lo mire en shock. ¿Pero cómo? Que edad tienes?

Él me mostró sus manitos y puso 7 dedos frente a mí, haciendo referencia a su edad.

-Woo, dibujas increíble.
-Tu dibujas?
-Mm, no, soy mala dibujando. - Él rió y me paso otra hoja, esta vez estaba dibujado mi Jeep, abrí la boca sorprendía y lo miré en shock, realmente el dibujo era muy bueno, bueno no, era perfecto.

-Esto es perfecto. Te felicito.
-Gracias. - Susurro con sus mejillas sonrojadas y morí de ternura. 

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora