Quédate

Primeras patadas

-Entonces esa es tu idea.
-Si papá, llevo dándole vueltas al asunto desde hace días y creo que es lo mejor.
-Estas segura?

Repitió como por quinta vez y suspire mirando de reojo a Michelle quien veía televisión mientras hacía algunas caricias a su barriga.

-Muy segura, quiero tener las riendas completas de mi imperio, y ser la única dueña de todo.
-Bueno, si eso quieres no queda más que apoyarte.
-Gracias, haré algunos estudios y luego organizare la junta con todos.
-Está bien hija, con tu madre vamos esta noche a tu casa y....

-Vanesa.

Mire a Michelle.

-Y así me explicas bien lo que quieres hacer y...
-Vanesa...

Michelle me miraba con los ojos muy abiertos y deje de escuchar a mi padre, me levante y me acerque a ella.

-Qué pasa? ¿Estás bien? Te sientes mal?
-Esta... Esta pateando
-Que...?

Llevo mi mano a su barriga y dejé caer el móvil cuando sentí un pequeño y suave golpe en mi palma.

-Eso que fue?
-Ángel está pateando.

Volví a sentir otro golpecito y sentí que era la mejor sensación del mundo. Mi bebé estaba pateando, se estaba haciendo sentir y yo no podía estar más feliz.

-Hola mi amor. -Acerque mi boca a su barriga y hable suavemente. -Dando tus primeras patadas eh?

Sonreí y cerré los ojos pasando mi nariz por toda la extensión de la barriga, Michelle llevo sus manos a mi cabeza y acarició.

-Yo soy mami, y voy a ser la mamá divertida.

Escuché la risa de Michelle y levanté la mirada.

-Hace cuánto está pateando?
-Es la primera vez que lo siento y debo decirte que patea fuerte.

Sonreí y volví mi atención a su barriga.

-Trata de no golpear muy duro a mamá.

Michelle saltó un poco y la mire.

-Lo sentiste verdad?

Asentí y me mordí el labio emocionada. Había golpeado fuerte.

-Mi ángel.
-Vanesa...
-Ahora no, estoy hablando con mi bebé.
-Tu móvil está sonando.
-Contesta por mí y diles que no estoy.

Michelle
-Hola?
-Michelle?
-Hola suegro.
-Hey, como estas?
-Bien y tú?
-Bien, donde esta Vanesa?
-¡No estoy para nadie!

La miré y rodé los ojos.

-Que?
-Ella está ocupada hablando con el bebé.
-Oh, eso es... Muy dulce.
-Verdad que si? Y ahora que ángel ha empezado a patear no creo poder despegarla de mí.
-¿¡Ya esta pateando!?

Retire el móvil de mi oreja y Vanesa me miró curiosa.

- ¡Cariño! ¡Nuestro nieto ya patea!

Sonreí y Vanesa se puso a mi altura para besarme suavemente.

-Vamos para allá de inmediato.
-Ok.

La llamada término y Vanesa me volvió a besar.

-Dime que no vienen para acá.
-Lo hacen.
-Asss.

Se quejó y volvió a mi barriga.

-No quiero que patees a tus abuelos, solo a mi está bien?
-Amor no seas así.
-Pero...
-Son sus abuelos.
-Yo soy su mamá.