Que sorpresa

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-Buenos días. - Se aclaró la garganta antes de continuar. -Lo siento, bien, como Marcela lo ha dicho anteriormente, en Industrias Ferrer estamos felices de hacer un aporte a esta bella causa y lo....

Mi hija quien estaba balbuceando cosas se quedó callada y me miro con esos hermosos ojitos.

-Y estoy muy feliz de estar aquí, sin más, disfruten la fiesta.

La empresaria terminó de hablar y le ofreció su mano a la señora Duncan para ayudarla a bajar las escaleras, como todo un caballero. Suspire al ver la imagen y mire a Sofí.

-Ella es...
-Michelle! - Bela me interrumpió y la mire mal.-Qué paso
-Estaba teniendo una conversación con mi hija.
-Ohhhhh, vamos afuera? Quiero que conozcas a los niños.- Asentí y me levante de mi asiento para seguir a Bela al patio.
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-Puedo cargarla?- Bela casi me suplico y le pase con cuidado a mi hija quien al principio puso resistencia pero luego se calmó.
-Voy a buscar algo de tomar.- Le avise a mi mejor amiga la cual me ignoro por estar presentándoles a mi hija a los niños que habían alrededor de ella. Camine hacia una de las mesas y cuando iba llegando no me fije y tropecé con alguien.

-Oh perdón... Levante la mirada y me encontré con... Unos lentes oscuros mirándome.

Narrador X
-Oh perdón...- Michelle hablo torpemente y levanto la mirada para encontrarse con Vanesa quien la miraba a través de sus gafas oscuras con una sonrisa.

-Señorita Hernández? - Vanesa preguntó y Michelle asintió apenada.
-Señora Ferrer, que sorpresa.
-Por qué sorpresa? - Vanesa preguntó divertida y Michelle agachó la mirada un momento.
-Es extraño encontrarla en un lugar como este.- La empresaria asintió y se quitó sus gafas.
-Sí, no es muy común. No suelo hacer este tipo de cosas- La empresaria hablo tímidamente y miró a su alrededor.

-Bien, si me disculpa, voy por algo de tomar.- La secretaria empezó a caminar pero Vanesa la detuvo.
-Espere. Yo invito.- Le regalo una de sus sonrisas encantadoras y Michelle aceptó caminando hacia la mesa.
-Y dígame, vino sola o...?
-Bela está por allá...- Michelle señalo el lugar donde se suponía que estaba su mejor amiga pero no encontró a nadie.-Estaba, con mi hija.
-Oh, la señorita Rodríguez esta con usted...
-Sí...- Hubo un silencio algo incómodo hasta que la madre de Michelle lo rompió.

-Hija, ¿Dónde está Bela? María la está preguntando.- Emma habló a su hija y se dio cuenta de la presencia de alguien más -Oh, señora Ferrer, lo siento mucho, como esta?
-Bien gracias, y usted es...?
-Soy Emma, trabajo aquí en el orfanato y soy la madre de Michelle.
-No la había visto aquí antes, pero un gusto conocerla. Ya veo de donde Michelle ha sacado tanta belleza - Michelle quien estaba tomando un poco de jugo se atragantó levemente y sus mejillas se pusieron de un color rojo.

-Creo que buscare a Bela yo misma, permiso señora y disfrute la fiesta.- Vanesa asintió y se fijó en Michelle quien evitaba su mirada.
-Se encuentra bien señorita Hernández?
-Sí, solo fue una pequeña tos.- Se miraron durante unos segundos y a Vanesa se le formó una tierna sonrisa en su cara, Michelle también sonrió y fue la primera en apartar la mirada.

-Creo que voy a buscar a mi hija, antes de que la encuentre colgada junto a la decoración.
-Suerte con eso, y nos estaremos viendo por acá.- La empresaria metió las manos a sus bolsillos y vio a Michelle alejarse.
-Mierda, es hermosa.- La empresaria habló sin apartar la mirada por donde se había ido Michelle, sin saber que esa misma mujer sonreía de oreja a oreja con sus mejilla sonrojadas.

-Vanesa?- La empresaria se dio la vuelta y su sonrisa se borró.
-Alyson? ¿Qué haces aquí?

La modelo sonrió y se acercó a la empresaria poniendo una mano en su brazo y haciendo caricias, gesto que incomodo a Vanesa.

-Marcela me ha invitado.- La empresaria hizo una mueca y se alejó un poco.-No has contestado mis llamadas.
-He estado ocupada.- La empresaria respondió secamente aun con las manos en los bolsillos.
-Fui a la empresa y no te encontré tampoco.
-Fuiste tú la loca que se presentó como mi prometida?- Vanesa preguntó molesta y Alyson sonrió cínicamente.
-Así es, estaba buscando a mi prometida pero la inútil de tu secretaria...
-Estás loca! Tu y yo no somos nada, no te montes películas donde no las hay.
-Tu madre no piensa lo mismo sabes.- La empresaria se acercó enojada pero no imagino que la modelo aprovechara la cercanía para besarle, se quedó helada mientras sentía los labios de la modelo atacar los suyos con desesperación sin saber qué metros más adelante dos mujeres las observaban.

-Qué crees que estás haciendo?

Vanesa se alejó mientras miraba a su alrededor.

-Solo estoy saludando a mi prometida.
-Por Dios! Tu y yo no somos nada, lo nuestro ha terminado!
-Nunca terminamos, solo nos tomamos un tiempo. ¿Acaso no me extrañas?

Vanesa suspiro frustrada y rodó los ojos al tiempo que Marcela Duncan se acercaba hasta ellas con una sonrisa.

-Veo que ya se arreglaron.- Vanesa la miró indignada.
-Que...? Tu... ¿Tu sabias de esto? 

Marcela asintió feliz.
-Claro, tenía que saber para empezar con los preparativos de la boda.

¿Boda? ¿De qué estaba hablando? Vanesa cerró los ojos y negó con la cabeza sintiendo su pulso acelerarse.


-No... No va a ver ninguna boda.

Y sin más, salió de ahí.

-Mike - Habló apenas contestaron la llamada. -Necesito un auto... Si rápido... Al orfanato... Muévete.

Caminó hasta la calle y se paró en medio del andén.

X: Michelle no puedes irte, aún es temprano, quédate un rato más.

La empresaria se dio la vuelta y sus ojos se encontraron con los de su secretaria quien evitó su mirada y miro a su mejor amiga.

-Ya te dije que no me siento bien Bela, quiero irme a casa.
-Está bien llamare un taxi entonces.
-No, me iré caminando.
-Michelle pero...
-Bela! Ven aquí, ¡mira lo que he encontrado! - Una pequeña de unos ocho años halo a Bela del brazo y la entro al orfanato. Michelle cubrió a su pequeña ya que el frío empezaba a hacer acto de presencia y bajo las escaleras dando una mirada rápida a la empresaria.

-Espere.- La empresaria la detuvo y Michelle cerro los ojos por un segundo.-Puedo llevarla a casa, no creo que quiera caminar bajo el frío de Nueva York.
-No es necesario, puedo caminar.

Apenas dijo eso, Sofí empezó a lloriquear y la empresaria frunció el ceño acercándose a ella.

-Insisto, no puedo permitir que camine con... Bueno ya sabe, podría ser peligroso.

La empresaria hablo señalando al pequeño cuerpo y Michelle suspiro mientras trataba de calmar a su hija. La miró por una fracción de segundo y el malestar de su pecho volvió.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora