Colombia

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-Qué es?
-Nada.

Vanesa cogió su chaqueta y busco su ropa por el suelo, se cambió y volvió a guardar el sobre en su bolsillo.

-Creí que confiabas en mí.
-Lo hago. Es solo que... No lo entenderías.

Michelle se cruzó de brazos y se paró en la puerta impidiendo que la empresaria saliera.

-Explícamelo entonces.
-No es nada.

La paciencia de Michelle tenía un límite, y Vanesa acababa de cruzar ese límite.

- ¡Deja de mentirme Vanesa! ¡¿Piensas que soy estúpida acaso?!

Grito perdiendo la paciencia y Vanesa la miro sorprendida.

-Cálmate.
-No me voy a calmar! No hasta que me digas de demonios te pasa, entiendo que estés pasando por una situación difícil, ¡pero mírame! Soy tu novia, tu mejor amiga, la madre de tus hijos y tú haces como si fuera sólo una desconocida.

-No es verdad.

Vanesa la enfrentó y habló seria.

-Claro que lo es!
-Deja de gritar maldita sea!
-No quiero!

Las dos gritaron y sus respiraciones eran agitadas.

-Me haces daño, ¿acaso no lo ves? -Michelle habló con la voz rota y Vanesa no dijo nada. -Siento que no te conozco Vanesa, siento que no te importo de verdad y por sobre todo, siento que no me amas lo suficiente para tenerme confianza absoluta y contarme lo que te pasa.

Vanesa apretó los puños y apartó la mirada. Pasaron unos segundos y finalmente habló.

-Era cocaína. Me drogue esta mañana apenas saliste del Penthouse. ¿Sabes por qué lo hice? -Preguntó, pero no espero respuesta. -Lo hice para borrar toda la mierda que aún hay en mí, la mierda de imágenes de mi infancia, de los bastardos de mis padres, necesitaba olvidarme de eso por un momento. -Se detuvo y la miro de arriba abajo. -Y si, te hice el amor estando drogada. ¿Eso querías escuchar?

Habló secamente y sintió un fuerte impacto en su mejilla que le hizo voltear la cara un poco.
La bofetada que Michelle le dio sacudió su mundo y algo dentro de ella encajó, tal vez fue su cerebro que volvió a su cráneo ya que parecía haberse ido de vacaciones.

Esta vez no hubo secuencias de su pasado, esta vez no relacionó el momento con su infancia, esta vez estaba consciente del lugar, el motivo y la persona que la golpeaba.

Escuchó un fuerte sollozo y vio como Michelle se deslizaba por la puerta hasta quedar sentada en el suelo con su cara entre las rodillas. La vio llorar con fuerza y algo dentro de su pecho se rompió lentamente. Retrocedió unos pasos alejándose y se deslizó por la pared opuesta hasta quedar en la misma posición. Llevó las manos a su cabeza y tomo varias respiraciones.

Si antes su relación estaba en la cuerda floja, ahora con esto no sabían que esperar.

Después de unos minutos levanto la mirada y vio a Michelle dormida, se levantó y la cargo con cuidado dejándola en la cama, la observo por un momento y acomodo algunos mechones rebeldes que cubrían su cara.

-Lo siento tanto mi amor.

La empresaria susurró y tomó la mano de su novia entre las suyas, dejó un beso en el dorso de esta y posó sus labios allí.

-No quiero perderte Michelle, pero tampoco sé cómo hacer para tenerte.

Seguía sin despegar su boca de la mano y una solitaria lágrima mojó su agarre.

-Desearía poder darte más, pero no sé cómo hacerlo, te mereces a alguien mejor ¿sabes? Pero soy una perra egoísta y te quiero a mi lado, no soportaría verte con otra persona.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora