Quédate

Por fin en casa

Michelle

"Y de seguro esta noticia causará envidia, pero también mucha ternura. ¿Sabían ustedes que el tercer miembro de la gran familia Ferrer ya nació? Pues bueno, así como lo escuchan, ya nació la hija de la joven empresaria Vanesa Ferrer, su prometida, la señorita Michelle Hernández fue internada de urgencia la pasada noche del martes en el hospital ya que, según testigos, estaba en trabajo de parto, por otra parte, la joven madre al mismo tiempo estaba en un avión de camino a Japón cuando se entero de la noticia, ¿qué le toco hacer? Bueno pedirle al piloto que diera la vuelta al avión y regresar al país de inmediato, vaya susto que se debió pegar la joven apenas se enteró de la noticia y vio que estaba muy lejos de casa."

-No tienes idea de cómo me sentí.

Vanesa murmuró sonriendo y siguió viendo la tele, allí aparecía ella corriendo adentro del hospital con Mike detrás suyo. No me imagino como se debió sentir apenas se enteró, la presentadora del programa tenía razón, se debió llevar un susto enorme.

Habían pasado varios días y hoy por fin me iba a casa, Vanesa había estado a mi lado en todo momento y casi que tuve que golpearla para que fuera a casa a ducharse y cambiarse de ropa.

Maia estaba preciosa, dormía todo el día y adivinen qué? Sip, lloraba en la noche haciendo que con Vanesa nos despertáramos medio dormidas para calmarla y hacer que volviera a dormir.

La habitación estaba llena de globos, flores, osos de peluche y otros regalos más que amigos de Vanesa habían traído para Maia y para mí, sin contar la cantidad que ya habían en el Penthouse.

Como aún estaba "débil" según Vanesa, me sacaron en una silla de ruedas hasta el auto, afuera la prensa, como siempre, esperaba mi salida y apenas me vieron empezaron a tomar fotos y a lanzar preguntas de todo tipo. Aquí era donde agradecía que tuviéramos escoltas, se unieron los de los padres de Vanesa y los nuestros e hicieron una barrera humana para alejarlos de nosotras.

Me ayudaron a subir al auto y cerré la puerta para evitar el bullicio exterior. Vanesa subió a mi lado y sonrió, para mí ya era normal verla sonreír día y noche, jamás la había visto sonreír tanto y eso me hacía feliz.

La noche cayó y me recosté en la cama sintiéndome agotada. La casa estaba en completo silencio y solo se escuchaba la ducha encendida ya que Vanesa estaba allí. Los niños se habían ido con mis suegros y lo agradecí enormemente, según ellos, nosotras íbamos a estar muy ocupadas y algo atareadas con Maia en casa y bueno, tenían razón.

Maia comenzó a llorar y suspire acomodándola en mi pecho para que comiera.

Levante la mirada cuando Vanesa salió del bañó y sonrió.

-Puedes poner la calefacción por favor?
-Claro.

Vestía un pantalón para dormir, su camisa manga larga del Real Madrid y había secado su cabello dejándolo suelto y despeinado como siempre, simplemente hermosa y sexy y.... Dios, creo que tanto tiempo sin hacerlo me está volviendo loca.

-Por qué me miras así? ¿Que tengo?

Me había quedado mirándola con cara de depravada seguramente y negué.

-Nada.
-Dime.

Se sentó a mi lado y corrió mi cabello para tener espacio en mi cuello. Puso sus labios allí y con su mano acarició mi muslo.

-No vas a decirme?
-No es nada solo...-Suspire cuando mordió levemente y sentí su respiración chocar contra mi zona sensible.-Te extraño es todo.
-Yo también te extraño amor, pero recuerda lo que dijo el médico, tienes que guardar reposo.
-Lo sé.

Hablé aburrida y se separó para ver a Maia comer.

-Es hermosa.

Maia dejó de comer apenas la escuchó y la miro, bostezo y siguió comiendo.

-Hey! Sé que soy aburrida pero tampoco hagas eso.

Vanesa se quejó riendo y Maia la volvió a mirar.

-Te está diciendo que la dejes comer tranquila.
-Ok ok, ya me voy.

Habló dramática y se levantó.

-Voy a comer, quieres algo?
-Un zumo de durazno por favor.
-Bueno pues.

Salió y su móvil sonó a mi lado. Mire la pantalla y alumbraba el nombre de Alexa.

-Diga.
-Michelle?
-No, Demi Lovato.

Bromee y Alexa bufó.

-Cómo estás?
-Bien gracias.
-Y Maia?
-También, ahora mismo está comiendo.
-Oh, que bien, donde esta Vanesa? Necesito hablar con ella.
-Fue por algo de comer, que pasa?
-No, imagínate que una de sus muchas aventuras la esta buscando para pedirle matrimonio.
-Que?

Pregunte confundida y Vanesa apareció por la puerta sonriendo. Escuche la carcajada de Alexa y le lance el celular por la cara a Vanesa quien hizo malabares y lo agarró.

-Dile a Alexa que la odio.

Frunció el ceño y dejo mi zumo en la mesita de noche.

-Hola?

Se sentó a mi lado y arregle mi camiseta.

-Eres idiota no?

Negué divertida y me miró asustada.

-Solo está bromeando.
-Por qué te pones así? Alexa solo está molestando.
-Si pero ella....
-Vanesa, no me importa, es solo una broma tranquila.

Y luego decía que yo era la exagerada.

Dos meses después
1:15am
Escuché el llanto desesperado de Maia y apreté los ojos.

-Es mi turno.

Hablé bostezando y Vanesa se levantó primero.

-No te preocupes, yo voy.

 Maia era la debilidad de Vanesa, a ella no le importaba llegar agotada de la empresa, siempre tenía espacio para mimarla y jugar con ella.

La boda se había aplazado para el 5 de marzo. Vanesa tenía que cerrar algunos negocios y no quería que la boda estuviera rodeada de cosas de la empresa ni nada parecido. Así que le quedaban dos semanas exactamente para arreglar todo.

-Mira quien está ahí....

Levante la mirada cuando la escuché murmurar y vi que traía a Maia en brazos. La acomodo en su pecho e hizo que quedara sentada en su brazo mirándome.

-Tienes hambre? ¿Verdad que sí?

La cogí en brazos y Vanesa se acomodó a mi lado.

-Se está pareciendo a ti.

Habló suavemente y puso su cara en el hueco entre mi hombro y cuello.

-Pues necesitas gafas cielo, ella es una copia tuya.
-Lo crees?
-Solo mírala amor, su cabello se está tornado oscuro y luego será como el tuyo.
-Lo mío es tinturado cariño.
-Me da igual, tiene tu nariz, y ni que decir de sus ojos.
-Son entre gris y café.
-Cambiaran con los días también y serán verdes hermosos como los tuyos.

Sonrió y dejo un besito en la frente de Maia.

-Voy a dormir ahora.

La vi acomodarse en la cama y cerrar los ojos.

-Las amo.

Fue lo último que dijo antes de caer dormida.

-También te amamos.