Capítulo 59: La venganza de los Mc Bride

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El forense confirmó que el cuerpo del señor William Clyde Ardlay tenía restos de una sustancia tóxica, potencialmente mortal que se había adherido a sus restos

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El forense confirmó que el cuerpo del señor William Clyde Ardlay tenía restos de una sustancia tóxica, potencialmente mortal que se había adherido a sus restos. Un milagro para el Doctor Collins, dado el tiempo transcurrido desde su muerte. Por suerte, los restos mortales se conservaban razonablemente bien conservados debido al microclima que proporcionaba la enorme cripta de estilo neogótico donde descansaban los antepasados del clan Ardlay.

Eran aquellas condiciones únicas, las que habían impedido que el cuerpo se descompusiera completamente y que el cadáver del patriarca aún conservara milagrosamente la piel, los músculos y los órganos internos. Estaba deshidratado, evidentemente, pero el forense encargado de aquel caso era competente y podía hacer su trabajo con relativa facilidad.

El Doctor Stephen Collins se sentía afortunado de haber logrado obtener y analizar aquella muestra. Y esto último le había permitido averiguar finalmente el tipo de sustancia que había acabado con la vida de aquel buen hombre.

—Adelfa...—Constató tras hacer una prueba química.—Veneno de adelfa...sin duda.— Murmuró recolocándose las lentes que se le habían deslizado hasta el puente de la nariz debido al sudor.

A tal efecto, el veneno de esa planta, incluso si se tomaba como miel podía provocar una parada cardíaca que concordaba con la causa de fallecimiento del hombre que tenía sobre su mesa.

El doctor sabía de la importancia de aquel hallazgo y de la relevancia de su descubrimiento ya que indudablemente había que descartar la muerte natural. Había que reescribir el informe de la autopsia redactado por su antiguo jefe y enviar un comunicado a la policía informando de su descubrimiento.

Después suspiró y miró hacia la mesa de autopsias donde descansaban los restos del conocido magnate y movió la cabeza compasivo.

—Es un asesinato...lo siento, amigo.— Dijo tras volver a tapar cuidadosamente el cuerpo con la sábana. 

Oberon Mc Bride pagó la fianza de un millón de dólares que le solicitaron a cambio de su libertad provisional y se quedó en su mansión de Boston intentando apuntalar sus negocios, apartado tras un muro de silencio,  mientras trataba de diseñar una...

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Oberon Mc Bride pagó la fianza de un millón de dólares que le solicitaron a cambio de su libertad provisional y se quedó en su mansión de Boston intentando apuntalar sus negocios, apartado tras un muro de silencio,  mientras trataba de diseñar una estrategia para defenderse. 

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora