Marnie estaba preocupada por sus hermanos adoptivos. Las cartas se espaciaban y empezaba a inquietarse. Quizá los castigos a los que los sometían sus padres habían empeorado o simplemente, se habían limitado a hacerla desaparecer de su vida. Ella sentía cierta lealtad hacia ellos por haberla sacado de aquel horrible hospicio de monjas y amaba a aquellos niños.
No sabía lo que era tener una familia de verdad y lo que había vivido con los Williamson era el referente que tenía sobre lo que significaba el término madre o padre. Sin embargo, para Marnie los gritos, los insultos y las palizas de las que había sido objeto y también testigo, no eran constructos que debieran asociarse al término padre o madre, por eso ella se había propuesto ser mejor que ellos.
"Yo no voy a maltratar a mis hijos...", se dijo mientras tomaba el tren a Boston. Estaba decidida a saber de sus hermanos adoptivos lo quisieran los Williamson o no.
La casa en la que vivían estaba cerca del puerto. No era una zona muy buena y desde que ella se había ido, se había degradado aún más. Era habitual ver prostitutas por el muelle, en busca de clientes, chaperos, también marineros borrachos y toda clase de gente que venía de paso. Se preguntaba si su padre adoptivo seguía con su afición al alcohol y a las mujeres.
Sentía una creciente aprensión conforme se acercaba a su antiguo hogar, por llamarlo de alguna forma.
Conocía bien a Daniel Williamson y su oscura personalidad. Se tenía por un hombre de mundo, alguien inteligente y con carisma que iba a triunfar en la vida. No era la primera vez que intentaba montar un negocio que resultaba ser un fracaso. Quería dejar de salir a la mar a buscar el sustento, pero al final tenía que conformarse con ese trabajo cuando todo lo demás le fallaba. No le gustaba la vida que le había tocado vivir, tampoco le gustaba su mujer. Pero estaba vinculado a ella por una especie de lealtad donde ambos se retroalimentaban y compartían sus propios temores.
Marnie se preguntaba a veces qué era lo que los mantenía unidos porque ambos parecían llevar vidas separadas. Y también sintió asco cuando se dio cuenta de que el primer regalo que le había hecho a los quince años había sido solo porque esperaba algo de ella a cambio. Esa repentina generosidad respondía al impulso de un depredador que estaba intentando seducir a una jovencita inocente que lo veía como un padre.
Porque Daniel Williamson, Danny para los amigos, había traicionado su confianza.
No sabía cómo lo había logrado, pero ahora su vida en Chicago era distinta. El salario que ganaba en la farmacia de la señora Clarice le venía bien y ganaba lo suficiente para alquilar el apartamento donde ahora vivía. Dominic era un amigo encantador que le había enseñado que existía otro mundo más amable que el que ella había dejado atrás.
Sin embargo quería, necesitaba saber de los pequeños Timmy y Johnny. Ella los había cuidado mientras su madre adoptiva trabajaba como pescadera ocasional en un puesto cerca del puerto. Su padre adoptivo pasaba largas temporadas en alta mar y Betty Williamson vencida por la soledad y deseando que alguien le calentara el lecho, se solía dejar acompañar por hombres de moral dudosa. Marnie estaba segura de que al menos uno de esos niños, no era de Daniel Williamson.
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Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte [Libro 3]
FanfictionLa tutela de Candice White Ardlay ha sido revocada por su tutor en favor de su padre biológico. Neal está buscando cobrarse su venganza y Arthur Mc Bride sigue obsesionado con destruir a su antiguo enemigo de la universidad. No sólo busca arruinar...