Capítulo 91: Un baile soñado

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Leticia estaba emocionada, le encantaba entrar de nuevo a formar parte de aquellos eventos tan distinguidos

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Leticia estaba emocionada, le encantaba entrar de nuevo a formar parte de aquellos eventos tan distinguidos. Ya  había visto de reojo y con aprensión  a algunas conocidas que para su desgracia,  pronto le salieron al paso para preguntarle a cerca de su sobrina, su hermana y su nueva amiga, la princesa rusa. 

Y sonrió con educación preparada para soportar cualquier tipo de dardo venenoso que pudieran intentar clavarle. Por desgracia para ella, se había distraído buscando con la mirada al apuesto boyardo quien se había escurrido junto con Candy entre el gentío.  Y ahora se había quedado sola, ante todo un ejército de matriarcas ávidas de información. 

La mala suerte  había querido que mientras su hermana Clarice y la princesa Ada iban  a la sala de aperitivos, sus amigas la abordaran para someterle a un intenso interrogatorio a cerca de su familia y el impresionante joven que acompañaba a su sobrina al cual querían echarle el guante como fuera, presuponiendo que se trataba de un buen partido. 

Entre las personas que la habían abordado inmisericordes, Leticia se fijó en una espectacular pelirroja vestida con un impresionante modelo de Hermés que le sentaba como un guante. A esa en particular, no la conocía y  no obstante, ella se limitó a saludarla con una graciosa inclinación de cabeza sin decirle nada más.

—Y dime querida ¿Te has animado a venir por fin...? —Inquirió con malicia la regordeta mujer de Lord Russell. 

—Ya sabéis lo mucho que me gustan estos eventos. Y el de final de temporada siempre ha sido el mejor. Tras estos años de guerra, me moría de ganas por venir a ver cómo ha quedado tras su rehabilitación. — Dijo Leticia tratando disimuladamente de encontrar al boyardo con la mirada.

"¿Dónde has ido, querido...?", se preguntaba con aprensión. Pues temía que hubiera caído bajo el hechizo de su sobrina.   

Pero el corrillo se hacía cada vez más estrecho. Y  Leticia se sentía cada vez más apabullada al ser objeto de tanta atención. 

Y ella era muy consciente de que  tenía que ser educada pues muchas de aquellas mujeres conformaban la columna vertebral de la alta sociedad londinense y no quería quedar mal con ninguna. Máxime a que era del todo consciente  del motivo de tal asalto. 

—Si, ¿Qué tal ese sinvergüenza de marido tuyo? Nos hemos enterado...¡Pobrecilla!—Exclamó con voz afectada la mujer de Lord Russell. 

Otra más maliciosa terció:

—Espero que lo hayas desplumado, querida. Es lo mínimo que se merece después de haberse juntado con su amante.— Espetó  con su insoportable voz aguda y nasal mientras las demás se reían como cotorras tras sus caros abanicos.

La mujer del conde de Morton tenía mejor expresión, no obstante su tono de voz condescendiente puso en guardia a Leticia que empezaba a sentirse fuera de lugar entre tanta aristocracia rancia. 

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora