Capítulo 29: Una carta a medianoche

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Desde que Estados Unidos se había unido a la Alianza en abril de 1917, se había implementado un sistema de convoyes que protegían las rutas marítimas

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Desde que Estados Unidos se había unido a la Alianza en abril de 1917, se había implementado un sistema de convoyes que protegían las rutas marítimas. Los buques escolta antisubmarinos (destructores, corbetas y caza submarinos) acompañaban ahora a los convoyes y aseguraban la circulación de las mercancías tan necesarias para reactivar el comercio bloqueado por los alemanes con el fin de asfixiar las economías de sus enemigos; sobre todo la inglesa, que se veía privada de materias primas básicas para sostenerse.

El Mar del Norte era un hervidero de actividad y todo el mundo temía a los submarinos enemigos por el daño que les habían hecho y por el que podían seguir haciendo. Sin embargo, gracias a la organización de los mercantes en convoyes protegidos por sus temibles buques escolta, los hundimientos de barcos empezaban a disminuir...y ello llenaba de optimismo a las personas que sufrían las consecuencias de la agresiva estrategia de Alemania.

Esas noticias habían calado hondo entre los invitados de Annandale y les infundía esperanza, valor y un optimismo que había contagiado a Candy quien animada en su cuarto por los acontecimientos de la velada, había tomado papel y pluma y había escrito:

"Montrose, 28 de agosto de 1917.

Querido Bert,

Estoy en la habitación que me ha asignado mi abuela Poppy en la esplendida mansión de mi abuelo James. Estoy muy feliz y te explico por qué: estoy embarazada ¡Si! Como lo oyes. Salgo de cuentas en diciembre, es decir que para cuando tengas esta carta ya casi seguro que habrá nacido nuestro bebé.

¿No es maravilloso?

Se me me hacía tan difícil decírtelo por carta; sé lo que has sufrido por tu madre y por tu hermana y quería ahorrarte el disgusto de informarte antes. Tenía miedo de que sólo fuera una falsa alarma y el embarazo se quedase sólo en un retraso de varias semanas.

Los primeros meses siempre son críticos, así que no me atreví a decirte nada.

Sé que me comprendes.

Pero ahora...ahora mismo, siento a nuestro bebé crecer dentro de mí. Cada día le hablo de ti e intento cantarle ( no te rías, ya sé que canto muy mal) pero lo hago para que se tranquilice. Es bastante inquieto ¿sabes?. La verdad es que últimamente no para y me cuesta trabajo encontrar una buena postura  para dormir. Tengo un aspecto horrible, pero merecerá la pena este sufrimiento cuando por fin pueda ver su carita.

No me preocupa lo que puedan opinar de mí,  ya lo sabes. Esto era algo que podía pasar y no me arrepiento de nada de lo que sucedió entre nosotros.

Yo te amo, Albert. Y sé que tú también me amas.

Hace ya tanto tiempo desde la última vez que nos vimos...

La Guerra no parece dar tregua pese a que Estados Unidos también se ha sumado a la contienda. Hay cierto optimismo desde que los Aliados protegen las rutas marítimas.  Sin embargo, me preocupa el mundo que pueda quedar para nuestro hijo.

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora