Capítulo 17: Una boda en Newcastle II

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Vanessa estaba nerviosa

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Vanessa estaba nerviosa. Su madre le había dicho que confiaba en que su padre se iba a presentar  y que todo iba a salir bien. 

—No va a ser tan obstinado como para perderse la boda de su hija por  ese estúpido orgullo suyo. Estoy esperando que entre en razón y se comporte como es debido.— Le dijo mientras la ayudaba a ponerse el velo. 

Su doncella personal las estaba ayudando con la acostumbrada diligencia, por supuesto también habían llamado a una talentosa modista de la tienda donde habían comprado el traje para que las ayudara a que la novia luciera impecable, lo cual no conseguía consolar a la novia. Y Vanessa estaba hermosa, pero también resignada a que la llevara  al altar alguien que no era su padre.

Finalmente había decidido que la boda se celebraría en la parroquia de su tío Edmund quien parecía bastante ilusionado con oficiar él mismo la ceremonia. 

Todo parecía ir bien.

 Aunque la casa de campo de su familia no podía alojar a todos los invitados habían conseguido reubicar a todo el mundo en un hotelito bastante decente a las afueras y su hermano Charles aunque reticente al principio, había aceptado ser él quien entregara a la novia. A Vanessa no se le escapaba que su hermano tampoco veía con buenos ojos  a su prometido.

Para sorprender a su  su flamante novia Georges había decidido programar por su cuenta el viaje de Luna de Miel. Tras la guerra tampoco esperaban nada especial, solo querían disfrutar de ese momento de libertad para llevarse el mejor recuerdo posible de su primer viaje como marido y mujer. Estaba impaciente, feliz. La vida por fin parecía sonreírle y poco le importaba el ser admitido o no dentro de la familia Higgins. Con ser querido por su esposa, le era suficiente.

Casi todos los  parientes de su suegra habían confirmado su asistencia y también iban a venir su cuñado Charles Percival Higgins con su esposa Delphina a la boda.

Pero Vanessa estaba ansiosa. 

Quería que ese día fuera especial y temía que la actitud egoísta y desconsiderada de su padre, se lo estropeara. No pensaba perdonarle que siguiera enrocado en aquella actitud obstinada. Ella había escogido a la persona con la que quería compartir su vida, en ese sentido su padre no tenía por qué entrometerse. Eso era cosa del pasado, cuando los matrimonios se convertían en moneda de cambio y se utilizaban con fines políticos. Ella quería amar y ser amada, no ganar poder ni influencia con un matrimonio ventajoso.

No entendía qué había visto su madre en él: en su padre. Se imaginaba que a lo largo de los años había acabado por amarlo pero se preguntaba cómo. Porque en aquellos momentos se sentía decepcionada y triste. ¿Es que su padre no se alegraba por su felicidad?

—No te preocupes, cariño. Estás preciosa—Le dijo su madre mientras le recolocaba el velo. Un primoroso velo de tul, enmarcado con flores de invierno que ocultaba su precioso y también emocionado rostro.

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora