Albert releyó la invitación que Vanessa le había enviado desde Newcastle hacía unos días. En ella le pedía que fuera su padrino de boda, que Georges se sentiría muy honrado de contar con su presencia y con la de la joven Candice.
"En realidad, esta es una petición que te hacemos los dos, querido. La boda se celebrará en dos días en la parroquia de Newcastle, donde mi madre tiene una hermosa casita de campo lo suficientemente grande para alojaros a los dos. ¿Vendréis verdad?..."
Las mejillas del joven se cubrieron de un tímido rubor.
Parecía que todos los diablos estaban conspirando para que él cayera en la tentación. Nada le resultaba tan apetecible como pasar unos días lejos de Dunnottar Park con Candy alejados los dos de ojos curiosos y disfrutando de la hospitalidad de Lady Higgins por quien sentía una profunda simpatía.
No quería alejarse de Candy y tampoco quería ausentarse de la boda de Georges. Sentía que le debía como mínimo eso, así que cambió sus planes y decidió retrasar su marcha a Sâo Paulo unos días más.
Por otra parte, los distintos periódicos se acumulaban encima de su mesa. Le preocupaba lo que la prensa amarillista le estaba haciendo a su imagen. Las últimas noticias de la sección de sociedad tampoco estaban ayudando a mantener la calma, hablaban de él y no de la mejor manera. Se estaban cebando en su supuesta relación con Olivia Jonhson y de la supuesta hija de ambos, llenando las columnas de mentiras y difamaciones a cerca de él y su familia lo cual estaba empezado a alterar su temperamento de por sí calmado y reflexivo.
William Albert Ardlay estaba empezando a barajar la posibilidad de recurrir a sus influencias para parar aquellas publicaciones sin sentido. Incluso le habían llamado a casa para avisarle de que sus empresas estaban empezando a perder dinero por culpa de la campaña de descrédito que había iniciado aquella mujer y la habían conminado a hacer algo al respecto.
Albert también se esperaba la carta de reproche que estaba seguro que su tía pensaba enviarle. También la veía capaz de tomar un transatlántico y personarse en Dunnottar Park ya que estaba próxima a celebrarse la fiesta de inicio de temporada para los Ardlay residentes en las Islas Británicas.
Tendría que arriesgarse a mantener silencio.
Estaba convencido de que si contraatacaba sería peor. Habría sangre y eso era lo que alimentaba los rumores malintencionados. No quería darles más munición y estaba seguro de que en cuanto a la mujer se le acabasen los argumentos, su historia iría perdiendo interés.
Por eso entre otras razones, necesitaba hablar con Candy.
Se preguntaba qué tal le estaba yendo al abuelo Thomas y se tocó el ojo derecho con las yemas de los dedos. Todavía le dolía aunque habían pasado algunos días desde entonces.
Se puso el abrigo y avisó al chofer para que lo llevara hasta Archer Hall, necesitaba verla. Guardó las invitaciones de Vanessa y Georges y decidió hablar con la familia. Esperaba que no tuvieran inconveniente en que ella la acompañara en aquel evento. Albert sabía que Candy tenía en muy alta estima a Georges. Les unía un vínculo muy sincero y leal, sobre todo porque había sido él quien la rescatara de aquel horrible capataz y él había sido quien le había revelado el lugar donde se encontraba contraviniendo una orden directa suya.
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Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte [Libro 3]
FanficLa tutela de Candice White Ardlay ha sido revocada por su tutor en favor de su padre biológico. Neal está buscando cobrarse su venganza y Arthur Mc Bride sigue obsesionado con destruir a su antiguo enemigo de la universidad. No sólo busca arruinar...