Capítulo 2: La desolación de Terence

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Londres,  abril 1917

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Londres,  abril 1917

Terence Graham estaba desolado. Había acudido corriendo, como siempre, al lado de Susanna Marlowe cuando lo necesitaba. Aquel día, después de terminar la representación del Rey Lear en el Royal Albert Hall se despidió de sus compañeros de teatro y tomando su coche, se presentó en el apartamento situado en el centro de Londres que ahora compartía con su amor. 

Ella languidecía en su cama. Desde que le habían amputado la pierna, su vida se había trastocado por completo. Pero Terence había elegido a Susanna y no a Candy.

Al principio, porque se sentía obligado moralmente, no podía dejarla de lado: ella le había salvado la vida. Después porque tenía que reconocer que nunca le había sido desagradable, más bien todo lo contrario. 

Tuvo que admitir que a ella lo unían más puntos en común que con su apasionado amor de la adolescencia.

—¿Cómo te encuentras hoy? Dime qué necesitas y te lo daré— Susurró, dándole un beso en la frente. 

Ella había quedado muy débil tras dar a luz. Miró al niño que dormía en la cuna, a su lado. Y sintió cómo todo su mundo se convulsionaba. La amaba profundamente, ahora lo sabía.

 Sin embargo, nunca había olvidado del todo a la señorita Pecas  ¿Cómo podría? ella había sido capaz de unir los pedazos rotos de su alma  en aquellos momentos en los que el rencor por saberse rechazado por sus padres,  lo mantenía anclado a la rabia. A la ira, que  incontrolable muchas veces,  le hacía ser brusco y violento con aquellos que se intentaban acercar a él. Como con ella, como con Candy. Y aquellas escenas a veces lo torturaban, aunque no estaba educado para disculparse.

Su orgullo se lo impedía. 

Odiaba a su madre por haberlo rechazado cuando fue a verla a Estados Unidos y también se odiaba a sí mismo por parecerse a ella. Odiaba a su madrastra que lo despreciaba por parecerse al amor prohibido de su padre, odiaba a su padre porque lo había separado de su madre cuando era un niño.

Ella era una actriz famosa, él sólo un hijo ilegítimo.

Odiaba su vida, nunca había conocido el amor de una familia...salvo quizá una vez, cuando sus padres aún se amaban.  Aquel picnic  lleno de risas que compartieron un soleado día de primavera en el campo.

Era el único recuerdo feliz que atesoraba de ellos; cuando la joven de las pecas no conservaba ninguno de sus padres.

Ella no tenía nada a lo que aferrarse. Era fuerte, luchadora. Y él en cambio, sí lo tenía, pero entonces ¿Por qué era tan infeliz?

En el barco que lo traía de vuelta a Londres, la vio entre la bruma, la distinguió entre las lágrimas que rodaban por sus mejillas. Y a partir de entonces,  todo cambió para él.

Siempre creyó que la había amado desde aquel momento.

Lo vivido en el colegio San Pablo lo había devuelto a su verdadero ser, un ser con una necesidad profunda de amar y ser amado. 

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora