Georges se ocupó de los asuntos de negocios que había dejado pendientes William en Edimburgo tras conocer la noticia del hallazgo de aquella muchacha en las inmediaciones del lago. Tenía prisa por ir hasta Dunnottar Park y ocuparse de la joven que habían encontrado deambulando por el bosque aquella terrible noche de tormenta. Estaba bastante enferma, respondía a la descripción de Candice y además, montaba un caballo con la insignia de los Bruce grabada en la silla de montar.
Tenía que ser ella de necesidad.
Georges estaba preocupado. Aquella muchacha era un imán para los problemas. Desde que el señor William había decidido ser su tutor legal, habían sido innumerables las situaciones en las que ella había dado muestras de tener un temperamento tan adorable como impulsivo. Se preguntó cuales habrían sido esta vez las razones que habrían llevado a la muchacha a salir a pasear a caballo en plena tormenta por los terrenos de los Ardlay. Era una inmensa parcela de 600 acres y había sido una total locura recorrerla a caballo en unas condiciones meteorológicas tan adversas.
Y casi sonrió cuando le llegó la respuesta.
Estaba claro que ella quería encontrarse con el señor William y aclarar lo sucedido en el baile de Londres. Lo que le había contado Vanessa al respecto no le dejaba la menor duda. Aunque el comportamiento del señor William tampoco había sido el más adecuado y en cuanto a impulsividad él tampoco se quedaba atrás, como bien sabía. De enterarse la señora Elroy sin duda pondría el grito en el cielo.
Sin embargo, mucho se temía que su irreflexiva manera de proceder había estado a punto de hacerla pagar un precio muy alto. Las enfermedades respiratorias eran un asunto muy serio porque ¿y si había atrapado una pulmonía? Georges apreciaba a la muchacha de verdad y temía por ella.
Se preguntaba si los conocimientos médicos que tenía el señor Ardlay podían hacer algo por ella y se impacientó por tener noticias al respecto, necesitaba saber sobre la evolución de su enfermedad. Le había costado trabajo hacerse cargo de los asuntos que el señor William había dejado a medias porque la inquietud por el estado de salud de Candice le había impedido concentrarse. Pero pronto sus preocupaciones se vieron aliviadas al recibir noticias al respecto cuando hubo regresado al hotel.
Y poco después, en la habitación recibió una llamada de teléfono del señor William en persona confirmándole que efectivamente, la muchacha se trataba de Candy y que aunque tenía fiebre, se encontraba fuera de peligro.
—Me quedaré con ella Georges, hasta que se recupere. Quiero pedirte un favor: me gustaría que te hicieras con varios vestidos de temporada para una dama joven, sobre todo, me gustaría que compraras uno de color verde esmeralda, ya que ese color le sienta especialmente bien. Imagino que Vanessa está contigo ¿cierto?—Inquirió el señor Ardlay con la voz cansada.
—Es cierto, señor William. Ha venido a Edimburgo con Lady Higgins: su madre.—Respondió su secretario.
El joven suspiró al otro lado de la línea.
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Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte [Libro 3]
FanfictionLa tutela de Candice White Ardlay ha sido revocada por su tutor en favor de su padre biológico. Neal está buscando cobrarse su venganza y Arthur Mc Bride sigue obsesionado con destruir a su antiguo enemigo de la universidad. No sólo busca arruinar...