Capítulo 36: Una merienda en Dunnottar Park

377 39 27
                                    

—No ... no, por favor, no sé qué decir.—Dijo Marnie cuando los hermanos  le regalaron el vestido más hermoso que había visto nunca. 

Los Cornwell reían, se sentían felices de poder agasajarla. 

—Estarás encantadora, Marnie. No te preocupes, por favor. Eres nuestra invitada y debes ir vestida de acorde a las reglas de etiqueta, aunque en esta ocasión se hayan relajado un poco. 

Le habían entregado una caja de una conocida tienda de moda con un vestido en su interior y Marnie se sentía deslumbrada por el corte, la tela y el color. 

—Sí, la tía Elroy está demasiado ocupada para vigilarnos. Pero eso no quiere decir que nos las tomemos a la ligera. —Argumentó Archie.

—Cierto, no está bien visto que una señorita vaya vestida con ropa de calle a este tipo de eventos. Nosotros estamos encantados de ayudarte ¿verdad Archie?— Dijo Stear con un guiño a su hermano menor quien no podía evitar mirar más que apreciativamente a la joven que había despertado en su interior un fuego ardiente y perturbador. 

Se sentía atraído por ella y no podía explicar por qué. A penas la conocía y lo fascinaba. 

Archie observó a Annie quien no se había separado de él en ningún momento. 

Empezaba a sentirse agobiado por tanta atención y aunque agradecía su apoyo incondicional empezaba a dudar de que ella fuera la compañera ideal con la que pasar el resto de su vida. Ella no conseguía despertar aquel tipo de sentimientos que empezaba a albergar por la joven farmacéutica. 

Annie aunque era bella y se había convertido en una dama distinguida, era apocada y dulce. Sensible, insegura y bastante caprichosa. Su única ambición consistía en ser una buena esposa, cosa que aprobaba aunque en el fondo le habría gustado que tuviera otro tipo de aspiraciones. La educación recibida en el San Pablo había agudizado su instinto maternal. Ella ansiaba ser un ángel del hogar, enfocando todas sus energías en satisfacer a su compañero de vida. 

"Me siento atrapado por ella...", se decía Archie incapaz de plantarle cara a aquel incómodo sentimiento.

Marnie en cambio, era todo fuego y vitalidad.

 Podía leer en su hermoso rostro la fuerza de las personas voluntariosas y aquellos maravillosos ojos con vetas esmeraldas delataban su carácter apasionado. Su mirada lo mantenía hechizado y de haberle pedido que dejara a su prometida en aquel momento, estaba casi seguro de que lo habría hecho. 

Pero no era pasión lo que leía en los ojos de aquella maravillosa pelirroja, sino gratitud. 

—Gracias...—Murmuró mientras sentía que no se lo merecía. Nunca en su vida la habían tratado tan amablemente y  aunque quería dejarlos entrar en su vida, no sabía si podía confiar en ellos.

"¿Por qué están siendo tan amables conmigo?" , se preguntaba Marnie mientras aceptaba el vestido con cierta reticencia ; con vergüenza, porque ella no pertenecía a aquel mundo, ni nunca pertenecería. 

La joven miró a su amiga Millie, quien tenía asignado el cuarto de invitados contiguo al suyo  y tampoco se había librado de las atenciones del joven aristócrata francés. Marnie sospechaba que Domi también albergaba sentimientos por Millie.

 Ella se había dejado acompañar por el joven piloto  durante el viaje y también había conseguido que su familia consintiera en que  fuera estuviera acompañada por los Cornwell, sus prometidas y otros dos prominentes caballeros de buena reputación. Marnie dedujo que eso solo podía significar que esperaban que la joven pudiera conseguir un marido muy por encima de sus posibilidades reales. 

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora