Capítulo 28: Un viaje a Escocia en primavera

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La tía Elroy estaba contrariada

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La tía Elroy estaba contrariada. 

No le gustaba lo que había pasado en Sâo Paulo y ni mucho menos le gustaba que su único sobrino directo decidiera embarcarse en un viaje tan peligroso. Había escrito a Georges recomendándole encarecidamente que lo acompañara, además de felicitarlo por su reciente enlace con una dama tan distinguida. Sabía de sobra quién era Lord Higgins y prefería ignorar la evidencia de que aquel gentilhombre no iba a ver con buen ojo a su futuro yerno. Y no era un tema en el que quisiera indagar. 

Lo que en realidad le preocupaba era la seguridad de William quien arrojado como de costumbre, le había comunicado por carta su intención de embarcarse con rumbo a Brasil para solucionar en persona el asunto del incendio de sus fábricas. 

Había pensado en pasar una buena temporada en su mansión de los Hamptons y ahora tenía que ir a Dunnottar Park para organizar la fiesta de inicio de temporada que los Ardlay daban todos los años en su mansión de Escocia.

Se preguntaba si sus sobrinos Archie y Stear estarían dispuestos a acompañarla. No se le escapaba que Eliza y Neal también querrían acompañarla pero aún le costaba trabajo perdonarlos. 

Lo más alarmante de todo era que había llegado a sus oídos que Neal había conocido a una mujer de dudosa reputación en el comedor social y confiaba en que fuera solo un capricho temporal, propio de un chico de su edad. 

Le preocupaba que la condena por sus delitos le saliera demasiado cara y aunque sabía que se merecía ese castigo, le dolía darse cuenta de que el cambio operado en él era para peor. ¿Cómo alguien de su clase consentía en mezclarse con gentuza como aquella mujerzuela? La tía Elroy no estaba dispuesta a conocerla. 

La despreciaba por su origen y condición. Y le molestaba ver que Neal había perdido totalmente la cabeza por ella. 

La había investigado y sabía que aquella joven llamada Lana Sabatini vivía en una pensión para muchachas solteras y que trabajaba no solo en el comedor social, sino también en locales de dudosa reputación como camarera. Cuando no se dejaba acompañar por caballeros acaudalados para sacarse una paga extra. 

Era una fulana, una cualquiera. 

¿Qué le estaba pasando a Neal? Su hijastra estaba desesperada y Neal había amenazado con suicidarse si no le dejaban verla. 

Las cosas tampoco estaban yendo mucho mejor con Eliza quien hacía meses que no le dirigía la palabra a su hermano por culpa de su novia. Pensaba que estaba arrastrando el nombre de la familia por el fango y con razón. 

Pero la joven Lagan tampoco estaba haciendo las cosas bien.

Sus fuentes le habían dicho que se estaba dejando ver con el criminal de Arthur Mc Bride y con la hija ilegítima de ambos. 

Lo que la había enervado hasta la ira.

¿Es que Eliza no tenía vergüenza? Todo el dinero gastado en su educación tampoco había servido de nada. 

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora