Capítulo 32: La decepción de Elroy

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Eliza tenía  el semblante sombrío

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Eliza tenía el semblante sombrío. Su tía también la había mandado llamar y no sabía el motivo. Neal hacía rato que se había reunido con ella y le había parecido oír los lloros desesperados de su hermano y los gritos de  Elroy tras la imponente puerta lacada en blanco y con hermosos motivos vegetales cubiertos de pan de oro.

Su último intento de seducir a William había resultado un fracaso absoluto y estaba y se sentía cada vez más frustrada. ¿Cómo había osado a rechazarla a ella? ¡A ella...! Ella, que era considerada una beldad en todo el condado, con su cutis de fina y delicada piel de porcelana, sus hermosos ojos avellana con pequeñas vetas verdes en el iris que ella misma creía distinguirse cuando se los miraba obsesivamente en el espejo de su dormitorio y de las que presumía con sus amigas aunque ninguna de ellas las llegase realmente a distinguir ; su contorneada figura... Lo tenía todo... ¡Todo! para que los hombres suspiraran por ella y no podía asumir que William la hubiese rechazado como mujer.

"Es un maldito arrogante...Siempre pendiente de Candy ¡Qué ciego está el pobre! Esa cualquiera que ha estado coqueteado descaradamente con todos mis pobres primos desde bien niña ¿Cómo habrá podido si quiera llegar a acercársele y conquistarlo? Sin duda, algo le tenido que motivar a hacer lo que hizo por ella"  pensó con disgusto.

Lo debía tener bien embobado y se preguntó qué era lo que ella tenía, cuál era la naturaleza real de su poder sobre él para que William la hubiese adoptado después de que fuera despedida de su casa y la protegiera de la forma en que lo había estado haciendo durante todos aquellos años. Entendía que por su propia posición y por el evidente atractivo de la muchacha- por mucho que la molestara reconocer esto último- quizá sus intenciones reales habían sido desde el principio criarla, darle una educación y mantenerla como su amante en la sombra.

Un destino más que razonable para alguien como ella, teniendo en cuenta el entorno en el que se había criado. Era inconcebible para Eliza asumir que el jefe de su clan familiar, una persona de tal relevancia en la alta sociedad, se hubiese enamorado de ella: una chica de establo. Por lo que sabía sobre la vida, William no iba a ser diferente a otros hombres de su posición, encaprichados de una joven de orígenes humildes. A este tipo de hombres, sólo les podía unir una pasajera relación carnal con jovencitas de clase social inferior y que por lo general, acababan con la ruptura con la muchacha tras perder el interés inicial.

Alguien con semejante poder y fortuna enamorándose de alguien así... Era inconcebible para Eliza y aunque ella tuviera ascendencia noble, no era más que una bastarda. La hija de una descendiente seguramente ilegítima de un conde escocés, era después de todo alguien sin clase ni distinción.

"¡Es grotesco y nauseabundo!" pensó torciendo el gesto.

Se preguntó si todavía habría algo entre ellos, porque sin duda, había habido pasión... de eso estaba segura. Candy no era ninguna monja y su tío desde luego que tampoco era un monje.

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora