Capítulo 16: Un viaje desesperado

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Bretaña, abril 1917

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Bretaña, abril 1917

 Vera Musolova de dorada cabellera rubia y hermosos ojos del color del jade, prometida del príncipe Dimitri Leonidovich Artamonov miró con ansiedad a su padre y a su hermana. Habían perdido a su madre en la toma de Petrogrado y llevaba en su alma el peso del luto, la tristeza, la rabia y el miedo. A veces sentía el peso de este último oprimiéndole el pecho impidiéndole respirar. El traqueteo del carro que les llevaba a Plouguerneau , el pueblo desde donde podrían tomar un barco que les llevara a Îlle Vierge, la isla donde vivían su tía y su prima le martilleaba los oídos. 

El mundo como lo conocía había dejado de existir desde febrero de 1917.

"Dimitri...Oh querido mío ¿Bajo qué cielo te  encuentras ahora?"

Vera hablaba francés e inglés con bastante fluidez y pudo entender sin problema que el hombre maldecía a la vieja mula porque  tiraba  trabajosamente del carro de aperos que los transportaba desde hacia horas por  secundarios caminos polvorientos. Vera se compadecía del animal, ya en los huesos y le desagradaba el olor  a sudor que emanaba del campesino que había accedido a llevarlos a su destino. Su padre había decidido llamar lo menos posible la atención así que no vestían los elegantes atuendos de viaje que estaban acostumbrados a llevar, cosa que la incomodaba. Se sentía andrajosa y sucia. De vez en cuando, le llegaban bocanadas de aire fresco del mar y cerraba los ojos mientras su hermana pequeña dormitaba en su regazo.

Sólo le consolaban las palabras de amor y aliento de Dimitri, su oscuro ángel de ojos negros, antes del desastre. Antes de que la turba enfurecida tomara las calles y se produjeran los primeros asesinatos. Nunca entendió por qué el propio Zar había dado la orden de disparar contra su pueblo para detener a unas gentes desesperadas por llevarse un mendrugo de pan a la boca.  Inocentes y culpables acabaron por intercambiar disparos y en el fuego cruzado su madre había acabado por ser alcanzada por una bala.

Tuvieron que dejarla allí tendida en el suelo y huir hacia el barco que les esperaba en el puerto con el corazón roto y los ojos arrasados en lágrimas. 

Ignoraba el paradero real  de su prometido. Alguna vez le  había hablado del amigo escocés de su padre, pero no  recordaba el nombre.  Vera tampoco sabía nada de  sus primos franceses: Los  Le Bail desde el estallido de la Gran Guerra. Sabía  que la hermana  de su madre, *Sophie Le Bail  vivía con su marido y su hija Belle en una casita en un lugar llamado Îlle Vierge, en la  Bretaña francesa, cerca de un hermoso pueblo costero. Su madre le había dicho antes de morir que pidieran refugio a su prima Sophie y a su marido. Con ellos estarían a salvo de la persecución bolchevique. 

Escaparon llevándose todo lo que pudieron salvar, dejando atrás valiosos recuerdos, cuadros y muebles. Tan sólo pudieron guardar en su exiguo equipaje algunas ropas, oro y joyas que llevaban cuidadosamente cosidas en su ropa interior. Su padre, por seguridad, se había armado y guardaba en un falso fondo oculto en una de las bolsas de viaje, un par de revólveres americanos que un amigo le había regalado tiempo atrás. También guardaba un arma en el cinturón y ella llevaba por protección una pequeña daga  escondida en sus botines.

Esmeraldas bajo un cielo sin nubes [Libro 2 ] Tu destino: Mi suerte  [Libro 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora